Martirologio Romano: En Salona, de Dalmacia, san Anastasio, de oficio batanero, mártir.

Según otra versión, su cuerpo fue arrojado al mar con una piedra atada al cuello. Asclepia, una matrona de la ciudad, prometió dar la libertad a todos sus esclavos si recuperaban el cuerpo del mártir. Los esclavos lo encontraron casualmente en la choza de unos negros que lo habían recogido del mar. Los moradores de la choza no querían entregar el cadáver y los esclavos los asustaron diciéndoles que iban a acusarles de haber matado al hombre blanco, y así recuperaron el cuerpo y lo llevaron en triunfo a la casa de su ama. Asclepia le dio sepultura honorable en su jardín que, más tarde, se convirtió en un cementerio cristiano, con su basílica.
Su existencia histórica y culto antiguo están fuera de toda duda, aunque las «actas» posiblemente mezclan retazos históricos con leyenda. El papa Juan IV (640-42) hizo transportar a Roma las reliquias del mártir, junto con otras de santos dálmatas, y las depositó en la capilla de San Venancio, en el bautisterio lateranense, donde el mártir está representado en un mosaico. Patrón de Split (Spalato) cerca de la antigua Salona.
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