Martirologio Romano: En un viejo navío anclado en el mar frente a Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Ménestrel, presbítero y mártir, que, durante la Revolución Francesa, condenado a galeras por ser sacerdote, cubierto de llagas llenas de gusanos consumó su martirio.

Llegó el 23 de mayo a la prisión de Epinal, donde estuvo hasta que partió para Rochefort el 18 de abril de 1794. Pese a su enfermedad no se le dispensó de la deportación. Llegado a Rochefort fue embarcado en el “Washington”. Su cuerpo se llenó de llagas y los gusanos lo devoraban estando aún vivo, y cuando los demás sacerdotes querían curarle las llagas y quitarle los gusanos él decía que los dejaran, que el quitarlos sólo contribuía a prolongar su martirio. Sus compañeros decían que su paciencia era perfecta y su resignación celestial. Por fin pasó al Padre el 16 de agosto de 1794 y fue enterrado en la isla de Aix. Con él se cierra esta gloriosa lista de mártires que esperaron en las playas de Rochefort en espera de su embarque para las Guayanas pero que fueron dejados morir en los inmundos barcos. Fue beatificado el 1 de octubre de 1995 por el papa Juan Pablo II.
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