Martirologio Romano: En Mantinea, cerca de Claudiópolis, en la Honoríada, santa Antusa, monja, que, siendo emperador Constantino Coprónimo, por defender el culto de las sagradas imágenes, después de sufrir la pena de los azotes fue desterrada, pero vuelta a la patria, murió en paz.

Subió al poder el emperador Constantino V Coprónimo (741-775), que quiso imponer las decisiones del concilio local de Hieria del 754, que condenaba las imágenes sagradas. Los monjes fueron más castigados que el resto, y eso dio a Constantino V tan desagradable sobrenombre (en griego «kopros» significa excremento). También Antusa fue acusada de venerar las imágenes sacras, rechazando la apostasía de los iconoclastas, y así fue perseguida, torturada y enviada al exilio.
Pero Antusa había predicho a la emperatriz Irene, mujer de Constantino V, un buen parto de gemelos, y cuando ésta dio a luz un varón y una niña, y a pesar de haber sido un parto difícil, pudo llevarlo a un feliz desenlace, por ello recibió de parte de la emperatriz grandes honores, e incluso se le puso el nombre de Antusa a la niña que luego sería santa Antusa de Constantinopla. Liberada de la persecución y vuelta célebre en todo el imperio, volvió a su monasterio de Mantinea, donde, después de haber hecho muchos milagros, entregó su alma a Dios en torno al 777.
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