Martirologio Romano: En Tréveris, ciudad de Renania, en Austrasia, san Magnerico, obispo, discípulo de san Nicecio, a quien acompañó fielmente cuando éste fue desterrado y al que emuló, al sucederle en el episcopado, en el celo por la salvación de los almas.

San Magnerico era muy devoto de san Martín de Tours, en cuyo honor erigió varias iglesias y fundó un monasterio. En el curso de sus peregrinaciones a Tours, se hizo muy amigo de san Gregorio, obispo de dicha ciudad, quien dio testimonio de la santidad de Magnerico en sus escritos.
El año 585, san Gontrán de Borgoña desterró al obispo de Marsella, san Teodoro; éste se refugió en Tréveris, y san Magnerico, lo mismo que san Gregorio, fueron a defender la causa del obispo de Marsella ante el rey Childeberto II, quien profesaba gran veneración al obispo de Tréveris. También otro santo, Venancio Fortunato, conoció íntimamente a Magnerico y alabó su piedad y saber como el ornato de la Iglesia. San Magnerico tuvo numerosos discípulos; entre ellos se contaba a san Gauguerico, uno de sus diáconos, quien llegó a ser obispo de Cambrai. San Magnerico murió ya muy anciano, fue uno de los más ilustres obispos de su tiempo.
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