Hombre audaz, valiente.
Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san León II, papa, conocedor tanto de la lengua griega como de la latina, amante de la pobreza y de los pobres, que acogió las decisiones del Tercer Concilio de Constantinopla.
Originario de Sicilia, como su predecesor san Agatón, fue elegido Pontífice, pero no hasta 18 meses más tarde no recibió el mandato imperial para su consagración, ya que en aquellos momentos se estaba celebrando el III Concilio Ecuménico de Constantinopla, que condenó el monotelismo, y también se pronunció el anatema contra el difunto papa Honorio I, acusado de contribuir a la herejía. El emperador Constantino IV, no tenía interés de aprobar el mandato del nuevo Pontífice, hasta que no hubiera concluido el Concilio.
En el 682, León envió una carta al emperador, asumiendo las conclusiones del Concilio, y confirmaba el anatema contra los monotelistas y contra el papa Honorio I, al que consideraba que no se había opuesto con rotundidad a esta herejía. Inauguro un período de buenas relaciones entre Roma y Constantinopla: el papa envió un apocrisiario suyo residente en Constantinopla y el emperador concedió una reducción de los impuestos al patrimonio papal. Terminó con la autocefalia de Ravena y tuvo una actitud tolerante contra los monotelitas arrepentidos. Fue amante de la música y restauró varias iglesias. Fue un erudito de las lenguas griega y latina, amigo de la pobreza y de los pobres. Aprobó el III Concilio de Constantinopla. Está enterrado en la basílica de San Pedro del Vaticano.
Originario de Sicilia, como su predecesor san Agatón, fue elegido Pontífice, pero no hasta 18 meses más tarde no recibió el mandato imperial para su consagración, ya que en aquellos momentos se estaba celebrando el III Concilio Ecuménico de Constantinopla, que condenó el monotelismo, y también se pronunció el anatema contra el difunto papa Honorio I, acusado de contribuir a la herejía. El emperador Constantino IV, no tenía interés de aprobar el mandato del nuevo Pontífice, hasta que no hubiera concluido el Concilio.
En el 682, León envió una carta al emperador, asumiendo las conclusiones del Concilio, y confirmaba el anatema contra los monotelistas y contra el papa Honorio I, al que consideraba que no se había opuesto con rotundidad a esta herejía. Inauguro un período de buenas relaciones entre Roma y Constantinopla: el papa envió un apocrisiario suyo residente en Constantinopla y el emperador concedió una reducción de los impuestos al patrimonio papal. Terminó con la autocefalia de Ravena y tuvo una actitud tolerante contra los monotelitas arrepentidos. Fue amante de la música y restauró varias iglesias. Fue un erudito de las lenguas griega y latina, amigo de la pobreza y de los pobres. Aprobó el III Concilio de Constantinopla. Está enterrado en la basílica de San Pedro del Vaticano.
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