Natural de Anatolia, oriental.
Martirologio Romano: En Laodicea, en Siria, conmemoración de san Anatolio, obispo, que dejó numerosos escritos dignos de admiración, no solo para las personas de fe, sino también para los filósofos.
Director de la escuela aristotélica de Alejandría, su ciudad natal; ejerció como filósofo y matemático. Fue elegido obispo de Laodicea de Siria (c. 269). Fue uno de los principales eruditos de su tiempo en los campos de las ciencias físicas y filosofía aristotélica. Hay fragmentos de diez libros de aritméticas escritos por él, y también un tratado sobre la celebración del tiempo Pascual.
Eusebio relató una historia muy curiosa sobre cómo Anatolio sofocó una rebelión en una región de Alejandría llamada Bruquio. Ésta era sostenida por las fuerzas de Zenobia, y estando estrictamente sitiada por los romanos, se encontraba en un estado miserable. El santo, que vivía en Bruquio en ese tiempo, hizo arreglos con los sitiados para recibir a todas las mujeres, niños, ancianos y enfermos, dejando al mismo tiempo escapar a cuantos quisiesen. Esto rompió la defensa y los rebeldes se rindieron. Fue una acción patriótica de parte del santo, así como una de gran benevolencia, el salvar de la muerte a tantas víctimas inocentes. Al ir a Laodicea la gente se apoderó de él y fue nombrado obispo.
Si su amigo Eusebio había muerto, o si ambos ocuparon la sede juntos, es un asunto de mucha discusión. La pregunta es tratada extensamente en las Bolandistas.
Director de la escuela aristotélica de Alejandría, su ciudad natal; ejerció como filósofo y matemático. Fue elegido obispo de Laodicea de Siria (c. 269). Fue uno de los principales eruditos de su tiempo en los campos de las ciencias físicas y filosofía aristotélica. Hay fragmentos de diez libros de aritméticas escritos por él, y también un tratado sobre la celebración del tiempo Pascual.
Eusebio relató una historia muy curiosa sobre cómo Anatolio sofocó una rebelión en una región de Alejandría llamada Bruquio. Ésta era sostenida por las fuerzas de Zenobia, y estando estrictamente sitiada por los romanos, se encontraba en un estado miserable. El santo, que vivía en Bruquio en ese tiempo, hizo arreglos con los sitiados para recibir a todas las mujeres, niños, ancianos y enfermos, dejando al mismo tiempo escapar a cuantos quisiesen. Esto rompió la defensa y los rebeldes se rindieron. Fue una acción patriótica de parte del santo, así como una de gran benevolencia, el salvar de la muerte a tantas víctimas inocentes. Al ir a Laodicea la gente se apoderó de él y fue nombrado obispo.
Si su amigo Eusebio había muerto, o si ambos ocuparon la sede juntos, es un asunto de mucha discusión. La pregunta es tratada extensamente en las Bolandistas.
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