(Helión. it.: Eliodoro).
Don de Dios. Don del sol.
Martirologio Romano: En Altino, en la región de Venecia, san Heliodoro, obispo, que tuvo como maestro a san Valeriano de Aquilea, como compañeros a los santos Cromacio y Jerónimo, y fue el primer obispo de esta ciudad.
Nació en Dalmacia, en el seno de una familia noble. Era guapo, rico, culto e inteligente. Fue a Italia a perfeccionarse en los estudios, y de ahí pasó a Aquileya, en el Véneto, donde conoció a san Jerónimo, creando con él una gran amistad. Fue instruido en el magisterio por san Valeriano, obispo de Aquileya; compañero de san Cromacio.
Brillante oficial, dejó todo y se hizo eremita; junto con san Jerónimo, Inocencio y Evagrio, fueron hacia el Ponto, Bitinia, Cilicia, Capadocia y Siria, viviendo como anacoretas en el desierto de Judea, dedicados al estudio y a la traducción de los textos sagrados. Volvió a Aquileya en 372, enterado de la muerte de su hermano, para atender a la educación de su sobrino san Nepociano, a solicitud de su hermana. Al poco tiempo Nepociano se ordenó presbítero. Heliodoro realizo un viaje a Tierra Santa, y en Antioquía en el otoño del 374, se encontró con san Jerónimo, que pensaba retirarse al desierto calcídico, y le propuso que se marchase con él, pero Heliodoro, como estaba decepcionado de la vida eremítica, se negó y regresó a su patria. Jerónimo le escribió una importantísima carta exaltándole la vida anacoreta; pero no era su vocación la soledad. San Jerónimo le advierte de los peligros del dinero y las riquezas, si acepta la herencia paterna y conculca el voto de pobreza; pero los temores eran infundados: la caridad de Heliodoro es mayor que sus muchos bienes; asegurado el digno sustento de sus familiares lo demás tiene como únicos dueños a los pobres.
Fue elegido primer obispo de Altinum; asistió al concilio de Aquileya donde se condenó la herejía arriana, y mientras Jerónimo se dedicaba a la soledad en Belén y a escribir la "Vulgata", Heliodoro le ayudaba materialmente desde su obispado; de modo que san Jerónimo no hubiera podido llevar a delante su obra sin la ayuda de Heliodoro. San Jerónimo le dedicó, además de dos cartas, la traducción latina de los libros de Salomón. Bautizó y convirtió a san Liberal. Repetía a menudo: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”. El año 697 el obispo Deusdedit trasladó los restos del santo a la iglesia de Santa María de Torcello.
Nació en Dalmacia, en el seno de una familia noble. Era guapo, rico, culto e inteligente. Fue a Italia a perfeccionarse en los estudios, y de ahí pasó a Aquileya, en el Véneto, donde conoció a san Jerónimo, creando con él una gran amistad. Fue instruido en el magisterio por san Valeriano, obispo de Aquileya; compañero de san Cromacio.
Brillante oficial, dejó todo y se hizo eremita; junto con san Jerónimo, Inocencio y Evagrio, fueron hacia el Ponto, Bitinia, Cilicia, Capadocia y Siria, viviendo como anacoretas en el desierto de Judea, dedicados al estudio y a la traducción de los textos sagrados. Volvió a Aquileya en 372, enterado de la muerte de su hermano, para atender a la educación de su sobrino san Nepociano, a solicitud de su hermana. Al poco tiempo Nepociano se ordenó presbítero. Heliodoro realizo un viaje a Tierra Santa, y en Antioquía en el otoño del 374, se encontró con san Jerónimo, que pensaba retirarse al desierto calcídico, y le propuso que se marchase con él, pero Heliodoro, como estaba decepcionado de la vida eremítica, se negó y regresó a su patria. Jerónimo le escribió una importantísima carta exaltándole la vida anacoreta; pero no era su vocación la soledad. San Jerónimo le advierte de los peligros del dinero y las riquezas, si acepta la herencia paterna y conculca el voto de pobreza; pero los temores eran infundados: la caridad de Heliodoro es mayor que sus muchos bienes; asegurado el digno sustento de sus familiares lo demás tiene como únicos dueños a los pobres.
Fue elegido primer obispo de Altinum; asistió al concilio de Aquileya donde se condenó la herejía arriana, y mientras Jerónimo se dedicaba a la soledad en Belén y a escribir la "Vulgata", Heliodoro le ayudaba materialmente desde su obispado; de modo que san Jerónimo no hubiera podido llevar a delante su obra sin la ayuda de Heliodoro. San Jerónimo le dedicó, además de dos cartas, la traducción latina de los libros de Salomón. Bautizó y convirtió a san Liberal. Repetía a menudo: “¿Qué tienes que no hayas recibido?”. El año 697 el obispo Deusdedit trasladó los restos del santo a la iglesia de Santa María de Torcello.
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