Martirologio Romano: San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires, que, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fueron encarcelados en la Torre de Londres, en Inglaterra. Juan Fisher, obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por la dignidad de su vida, por mandato del rey fue decapitado este día frente a la cárcel, y Tomás Moro, padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo.
(ing.: John Fisher).
Dios es misericordioso. El que está en gracia de Dios. Admirable.
En el 1504, por indicación de la madre de Enrique VIII (Juan era su confesor), lady Margaret, condesa de Richmond, fue nombrado obispo de Rochester, aun conservando la dirección de la universidad Cambridge en la que colaboró con lady Margaret en el establecimiento en la fundación de una capilla, destinada a la predicación sagrada. Hasta su muerte fue obispo de Rochester, y se negó ser trasladado a otra a pesar de tener una mejor dotación económica. Ejercitó asiduamente la visita pastoral a las parroquias de forma que era conocido y estimado del clero y de los fieles.
Fue amigo de Erasmo, al que dio una cátedra de griego en el Christ's College de Cambridge, que la reina madre había fundado por consejo suyo (así como el de Saint John’s College), que se convirtieron en centros del humanismo cristiano. Erasmo de Roterdam dijo de él en el “Elogio de la locura”: "No hay hombre más sabio; ni prelado más santo". Su palacio episcopal era casi un monasterio por la austeridad de vida, por el rezo del oficio divino y por el trabajo que les exigió a sus familiares. Lo único que verdaderamente constituyó su tesoro fue su biblioteca.
Partidario de la reforma de la Iglesia, como se demostró en el sínodo de 1508 en que habló con tanta elocuencia contra la corrupción de los pastores, se opuso al luteranismo alegando sus contradicciones con la fe y la tradición de la Iglesia. Entre sus obras figuran magníficas diatribas antiprotestantes y la más firme defensa teológica sobre la transubstanciación de la Eucaristía. Como obispo fue un gran predicador. Fue conocido por sus visitas a los enfermos y por su generosidad con donativos a los estudiantes y a los pobres (en 1532 un intento de envenenamiento fracasó porque había distribuído toda la comida entre los pobres que se encontraban a su puerta; uno de ellos murió).
Por haber defendido con valentía el primer matrimonio de Enrique VIII, tras la visita a Londres del cardenal Campeggi (legado papal) en 1529 para juzgar la causa del divorcio, fue encarcelado una primera vez en 1533; y por haber rechazado el juramento, impuesto por rey, de respetar la sucesión al trono de los hijos de Ana Bolena con la cláusula adjunta de rechazar la jurisdicción papal sobre la Iglesia ("Decreto de Supremacía"), fue encerrado en la Torre de Londres y luego decapitado (un mes antes Pablo III o Clemente VII le había distinguido con la dignidad cardenalicia, pero el rey había dicho que “ya podía mandar todos los capelos que quiera, porque no le van a quedar cabezas donde ponerlos”). Su muerte fue como una liturgia: después de leer el Evangelio (Jn 3,17) dirigió al pueblo estas palabras: "Yo he venido aquí para morir por la fe de la Iglesia católica y de Cristo", recitó el "Te Deum" y el "Salmo 30" ("In te, Domine, speravi") antes de ofrecer su cabeza al verdugo. Su cabeza, como la de un traidor, fue expuesta, pinchada en un palo, durante quince días en el puente de Londres.
(ing.: Thomas More).
Gemelo.
Nació en Londres, su padre era juez de Derecho común. Estudió en Canterbury Hall en Oxford y enseño Derecho en Inns of Court; en el 1501, ingresó en el colegio de abogados. Se planteó hacerse cartujo o sacerdote diocesano, pero terminó prefiriendo “ser un fiel marido antes que un sacerdote infiel”. En 1504 se casó con Jane Colt, con la que tendría cuatro hijos. Muerta su esposa en 1511, se casó por segunda vez con Alice Middleton, viuda y madre de una hija. Fue padre de familia numerosa, rico, gran señor, enamorado ferviente del arte y la cultura, experto en leyes, político y estadista, y admirador de Pico della Mirándola, de quien escribió su biografía, y de los Santos Padres y santo Tomás de Aquino. Muy amigo de Erasmo de Rótterdam, que le dedicó “El Elogio de la locura”. Fue uno de los hombres más cultos de su época. Escribió “La Utopía” (1516), que es uno de los textos paradigmáticos de la filosofía política, en dialéctica con el contemporáneo “El príncipe” de Macchiavelli.
En 1510 fue miembro del primer parlamento de Enrique VIII, y en 1515 fue agregado comercial de la embajada de Flandes. En 1517 fue nombrado miembro del Consejo Real. Tuvo que acompañar a la familia real de palacio en palacio, lo que le obligó a ausencias penosas de su hogar. En 1521 fue vicetesorero, en 1523 “speaker” de la Cámara de los Comunes, y en 1525 canciller del ducado de Lancaster y además mayordomo de ambas univesidades. Después de haber contribuido al éxito diplomático de la paz de Cambrai (1529) gozó del favor de Enrique VIII, y tras la caída del cardenal Wolsey, le sucedió en 1529, en el cargo de lord canciller. Ayudó al rey en su oposición a Lutero, y escribió el libro “Diálogo sobre las Herejías” y su “Apologia”. Se encontró con la imposibilidad de sostener el divorcio del rey con Catalina de Aragón y, cuando en 1531, Enrique VIII adoptó el título de jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, renunció a su cargo y, cuando se negó al juramento de supremacía fue encarcelado en la Torre de Londres, desposeído de su fortuna, escribió “Diálogo de la fortaleza contra la tribulación”. Fue decapitado 15 meses más tarde en la plaza londinense de Tyburn.
Sus últimos momentos tuvieron la ironía graciosa que conceden los mártires. Cuando fue a subir al cadalso le dijo gentilmente al verdugo: "Sir, ¿quisiera ayudarme a subir? Para bajar pensaré solo". Dirigiéndose al mismo verdugo, le dijo: "Coraje amigo mío, no tengas miedo. Sobre todo recuerda que tengo el cuello corto. Pon atención, ¡va tu honor!" y luego al poner la cabeza en el cepo, la alzó para acomodarse la barba y dijo: "esta no ha traicionado, por lo tanto no debe cortarse". Murió sin rencor. "Orad a Dios por el rey, para que lo ilumine y lo inspire". Murió nueve días después del cardenal san Juan Fisher (aunque le dijeron que éste había jurado).
Fueron canonizados el 19 de mayo de 1935 por el papa Pío XI. MEMORIA FACULTATIVA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario