(ing.: Thomas Garnet).
Gemelo.
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, santo Tomás Garnet, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, ordenado en el Colegio de los Ingleses de Valladolid, en España, al regresar a Inglaterra fue encarcelado dos veces y, finalmente, en tiempo del rey Jacobo I, ajusticiado en Tyburn.
Nació en Southwark. Sobrino del jesuita el beato Enrique Garnet; estudió para ser sacerdote en Londres y Saint Omer, Lovaina y en Valladolid; fue ordenado sacerdote en 1600.
Fue enviado a Inglaterra con el benedictino san Marcos Barkworth. Trabajó durante seis años buscando no sólo conservar a los que permanecían fieles a la Iglesia, sino atraer a ella a muchos que por error o miedo habían abrazado el anglicanismo, lo que consiguió con gran éxito apostólico.
Decidido a entrar en los jesuitas, se lo pidió a su tío el beato Enrique Garnet, provincial de la Compañía, pero antes de poder ingresar en el noviciado fue arrestado acusado de complicidad en la llamada “conspiración de la pólvora”. Estuvo preso nueve meses en la Torre de Londres, y allí cogió una ciática que le atormentó toda su vida. Fue deportado a Flandes con otros cuarenta y seis sacerdotes. Mientras se hallaba en Inglaterra, en 1606, fue admitido en la Compañía de Jesús por su tío y, durante su destierro, se refugió en Lovaina para hacer su noviciado. Al año siguiente, en septiembre, regresó a Inglaterra. Seis semanas más tarde, fue entregado a sus perseguidores por un sacerdote apóstata.
Aquella vez, inmediatamente después de su detención, fue procesado en el tribunal de Old Bailey, donde se le declaró culpable de alta traición, por haber recibido la ordenación de manos de una autoridad que dependía de Roma y por haber desafiado la ley al regresar a Inglaterra. En el curso del interrogatorio, no llegó a confirmar ni a desmentir que fuese sacerdote, pero se negó resueltamente a hacer el juramento de fidelidad a la supremacía real. Por la declaración de tres testigos en el sentido de que, mientras estuvo preso en la Torre, le habían visto firmar como «Padre» Tomás Garnet, fue declarado culpable y condenado a muerte. Desde el cadalso, proclamó que era sacerdote y jesuita, y explicó que, si no lo había admitido durante el juicio, fue en razón de no aparecer como su propio acusador y obligar a los jueces a condenarle contra su conciencia. El conde de Essex y otros personajes hicieron un último intento para convencerlo de que salvara su vida, pero él persistió en su negativa de tomar el juramento. Al retirarse la carreta para dejar al mártir colgado de la cuerda, aquellos personajes no permitieron que el verdugo comenzara a cortarle el cuerpo, hasta comprobar que estaba muerto. Fue canonizado el 25 de octubre de 1970 por el beato Pablo VI.
Nació en Southwark. Sobrino del jesuita el beato Enrique Garnet; estudió para ser sacerdote en Londres y Saint Omer, Lovaina y en Valladolid; fue ordenado sacerdote en 1600.
Fue enviado a Inglaterra con el benedictino san Marcos Barkworth. Trabajó durante seis años buscando no sólo conservar a los que permanecían fieles a la Iglesia, sino atraer a ella a muchos que por error o miedo habían abrazado el anglicanismo, lo que consiguió con gran éxito apostólico.
Decidido a entrar en los jesuitas, se lo pidió a su tío el beato Enrique Garnet, provincial de la Compañía, pero antes de poder ingresar en el noviciado fue arrestado acusado de complicidad en la llamada “conspiración de la pólvora”. Estuvo preso nueve meses en la Torre de Londres, y allí cogió una ciática que le atormentó toda su vida. Fue deportado a Flandes con otros cuarenta y seis sacerdotes. Mientras se hallaba en Inglaterra, en 1606, fue admitido en la Compañía de Jesús por su tío y, durante su destierro, se refugió en Lovaina para hacer su noviciado. Al año siguiente, en septiembre, regresó a Inglaterra. Seis semanas más tarde, fue entregado a sus perseguidores por un sacerdote apóstata.
Aquella vez, inmediatamente después de su detención, fue procesado en el tribunal de Old Bailey, donde se le declaró culpable de alta traición, por haber recibido la ordenación de manos de una autoridad que dependía de Roma y por haber desafiado la ley al regresar a Inglaterra. En el curso del interrogatorio, no llegó a confirmar ni a desmentir que fuese sacerdote, pero se negó resueltamente a hacer el juramento de fidelidad a la supremacía real. Por la declaración de tres testigos en el sentido de que, mientras estuvo preso en la Torre, le habían visto firmar como «Padre» Tomás Garnet, fue declarado culpable y condenado a muerte. Desde el cadalso, proclamó que era sacerdote y jesuita, y explicó que, si no lo había admitido durante el juicio, fue en razón de no aparecer como su propio acusador y obligar a los jueces a condenarle contra su conciencia. El conde de Essex y otros personajes hicieron un último intento para convencerlo de que salvara su vida, pero él persistió en su negativa de tomar el juramento. Al retirarse la carreta para dejar al mártir colgado de la cuerda, aquellos personajes no permitieron que el verdugo comenzara a cortarle el cuerpo, hasta comprobar que estaba muerto. Fue canonizado el 25 de octubre de 1970 por el beato Pablo VI.
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