(Saqueas).
Perteneciente a Apolo.

En un momento el Prefecto le invitó a retractarse para conservar su vida, Apolonio respondió: "Estoy contento de vivir, Perennio, pero no temo morir por la vida eterna y verdadera". El Prefecto casi se excusó de tenerle que aplicar el rigor de la ley. "Quisiera absolverte, Apolonio, pero me lo impide el “Decreto de Cómodo”. Pero a pesar de ello te tratare con humanidad en la ejecución de la sentencia capital". A Apolonio le gusta vivir, pero no duda en escoger la muerte, por que sin ninguna constricción cree en la doctrina de la resurrección y del juicio final, porque incluso si esta doctrina fuera también ilusión o error, consuela e ilumina la vida, sacándola de compromisos humillantes.
En cuanto a la muerte recibida, los textos discordan: en la pasión griega Apolonio muere después de que le parten las piernas, suplicio que recibe también su denunciante (aunque no se aclara por qué), mientras que en la armenia es decapitado, y ésta es la versión recogida en el Martirologio Romano. Su figura fue inscripta tarde en los martirologios cristianos, ya que no fue objeto de una precisa conmemoración en los primeros siglos; en el Medioevo fue confundido con otros dos santos del mismo nombre, Apolonio de Alejandría, y un Apolonio mártir que se celebraba el 18 de abril, fecha que durante mucho tiempo fue la del apologista, inscripto actualmente en el día 21 de abril.
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