Martirologio Romano: En Poggibonsi, en la región de Toscana, beato Luquesio, que, primero ávido de riquezas, al convertirse vistió el hábito de la Tercera Orden Regular de la Penitencia de San Francisco, vendió todos sus bienes, los repartió entre los pobres y sirvió a Dios y al prójimo con espíritu evangélico, humildad y pobreza.
Nació en Gaggiano de Siena. En su juventud quiso dedicarse a la carrera de las armas luchando junto con los güelfos, pero se estableció en Poggiobonsi dedicándose a la mercadería. Con el tiempo, su alma, endurecida por la avaricia, como la de su mujer la beata Bonadonna, fueron haciéndose más generosa, no se sabe la razón, pero repartieron sus bienes entre los pobres, reservándose sólo un campo, que trabajó con sus propias manos.
Escucharon una predicación de san Francisco de Asís en su pueblo y le dijeron al santo estar dispuestos a encerrarse en un claustro si ésta fuera la forma de servir a Dios. Se dice que fue entonces cuando san Francisco tuvo la idea de crear la Orden Tercera en la que pueden profesar los seglares sin abandonar el mundo. Decidieron pedir a Francisco ingresar como Terciarios franciscanos y con ellos se fundó la Tercera Orden franciscana. Vivieron entregados a la piedad y a las obras de misericordia, atendiendo a los enfermos en el hospital del pueblo, Lucchesio murió después de su mujer.
Muchos episodios, prodigiosos o edificantes se narran acerca del resto de su vida, que ciertamente se desarrolló santamente, en busca de una perfección siempre creciente, siguiendo cada vez más estrictamente la regla dada por san Francisco para la Tercera Orden. Luquesio y Buonadona fueron los primeros en practicarla, como medio de honestidad, de paz y de amor en la tierra, y de eterna bienaventuranza en el cielo. Luquesio murió el 26 de abril de 1260 y su cuerpo se venera en la iglesia de los hermanos menores de Poggibonsi junto a los de su esposa.
Inocencio XII, en 1694, concedió oficio y misa en su honor. El culto a Buonadona no se encuentra recogido en el Martirologio Romano, aunque en las hagiografías suelen presentarse juntos.
Nació en Gaggiano de Siena. En su juventud quiso dedicarse a la carrera de las armas luchando junto con los güelfos, pero se estableció en Poggiobonsi dedicándose a la mercadería. Con el tiempo, su alma, endurecida por la avaricia, como la de su mujer la beata Bonadonna, fueron haciéndose más generosa, no se sabe la razón, pero repartieron sus bienes entre los pobres, reservándose sólo un campo, que trabajó con sus propias manos.
Escucharon una predicación de san Francisco de Asís en su pueblo y le dijeron al santo estar dispuestos a encerrarse en un claustro si ésta fuera la forma de servir a Dios. Se dice que fue entonces cuando san Francisco tuvo la idea de crear la Orden Tercera en la que pueden profesar los seglares sin abandonar el mundo. Decidieron pedir a Francisco ingresar como Terciarios franciscanos y con ellos se fundó la Tercera Orden franciscana. Vivieron entregados a la piedad y a las obras de misericordia, atendiendo a los enfermos en el hospital del pueblo, Lucchesio murió después de su mujer.
Muchos episodios, prodigiosos o edificantes se narran acerca del resto de su vida, que ciertamente se desarrolló santamente, en busca de una perfección siempre creciente, siguiendo cada vez más estrictamente la regla dada por san Francisco para la Tercera Orden. Luquesio y Buonadona fueron los primeros en practicarla, como medio de honestidad, de paz y de amor en la tierra, y de eterna bienaventuranza en el cielo. Luquesio murió el 26 de abril de 1260 y su cuerpo se venera en la iglesia de los hermanos menores de Poggibonsi junto a los de su esposa.
Inocencio XII, en 1694, concedió oficio y misa en su honor. El culto a Buonadona no se encuentra recogido en el Martirologio Romano, aunque en las hagiografías suelen presentarse juntos.
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