Martirologio Romano: En Albano, en el Lacio, beato Pedro, apellidado “Igneo” por haber pasado ileso por el fuego, que fue monje de Valumbrosa y después obispo de esta ciudad, trabajando sin tregua para restaurar la disciplina eclesiástica.

Según las fuentes de la época, cuando Pedro, ofició la misa ante la hoguera, luego: «intrépido de espíritu y con rostro alegre, después de hacer la señal de la cruz y llevando un crucifijo en la mano, el monje, con majestuosa solemnidad, pasó por entre el fuego, sin recibir ningún daño ni en su cuerpo, ni en ninguna de las prendas que llevaba». Los escritores declaran que ante sus ojos las llamas parecían extender el alba, y que los pies de Pedro se hundían hasta los tobillos en las cenizas al rojo vivo, pero que ni siquiera el vello de sus piernas se había quemado.
Pedro de Pavía ante el éxito de esta ordalía, fue depuesto, y Pedro fue nombrado abad de otro monasterios y después fue creado cardenal obispo de Albano y enviado al exterior como legado papal de san Gregorio VII, desempeñó legaciones en Italia, Francia y Alemania. Trabajó mucho por la restauración de la disciplina eclesiástica. Tiene culto local.
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