24 de diciembre de 2014

San DELFÍN DE BURDEOS. M. 404.


Martirologio Romano: En Burdeos, de Aquitania, san Delfín, obispo, el cual, unido a san Paulino de Nola con una estrecha amistad, trabajó diligentemente para rechazar los errores de Prisciliano.

Obispo de Burdeos (380-403), en tiempos del emperador Teodosio el Grande. Acudió en el 380, al concilio de Zaragoza para condenar a Prisciliano y a sus discípulos. El inicio de su episcopado fue turbado por las controversias priscilianistas. La herejía tuvo eco en Burdeos y en toda la Aquitania gracias a la protección de una gran señora, Eucrocia, y de su hija, Prócula. Las pasiones religiosas parecen que fueron muy encendidas en esta ciudad cuando pasó por ella Prisciliano y sus discípulos Instancio y Salviano, porque se narran luchas cruentas.
El obispo Delfín presidió en Burdeos un concilio (384) delante del cual los jefes del movimiento priscilianista y sus acusadores fueron invitados a presentarse y donde muchos memoriales fueron leídos delante de los obispos. Instancio, prelado amigo del hereje, fue depuesto del episcopado; Prisciliano habría tenido el mismo fin si no hubiera apelado al emperador Máximo en Tréveris. Parece que Delfín gozó de un gran prestigio que sobrepasó los límites de su diócesis. Fue amigo íntimo de san Febadio de Agen y tuvo una correspondencia regular con san Ambrosio de Milán. 
Durante su episcopado la cristianización de la diócesis de Burdeos parece que hizo progresos importantes porque a partir del año 400 las inscripciones y los monumentos llevan casi todas fórmulas y símbolos cristianos. Instruyó y bautizó a Paulino de Nola, y un poco antes deñ 389, le inspiró el amor por el ascetismo. Cuando dejó Burdeos, san Paulino, que consideraba al obispo como su padre espiritual, tuvo con él una correspondencia regular. Se conservan cinco cartas enviadas por Paulino a Delfín, escritas entre el 393 al 401 y sabemos de otras que se han perdido. Las cartas del obispo de Burdeos desgraciadamente se han perdido: además, ninguna de sus obras ha llegado hasta nosotros.
Le sucedió uno de sus sacerdotes, san Amando, también ligado extrechamente con san Paulino de Nola. Patrón de Aquitania. 

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