Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, san Pedro, obispo y mártir, que, dotado de todas las virtudes, fue decapitado por mandato del emperador Galerio Maximiano, viniendo a ser la última víctima de la gran persecución y como el sello de los mártires. Con él se conmemoran tres obispos egipcios, que son Hesiquio, Pacomio y Teodoro, junto con otros muchos que, también en Alejandría, sufrieron en la misma persecución y subieron al cielo por medio de cruel espada.
Natural de Alejandría; de joven confesó a Cristo durante las persecución de Diocleciano; fue elegido jefe de la escuela catequista y combatió el extremismo de Orígenes. Patriarca de Alejandría en el 300, y como tal figura entre los contendientes del cisma de Melecio; fue uno de los primeros en descubrir la peligrosidad de la doctrina de Arrio. Jesús se le habría aparecido de pie sobre el altar, con los rasgos de un niño de 12 años, vestido con una túnica larga rasgada en el pecho. “Señor -le dijo- ¿quién te ha desgarrado la túnica?. Fue Arrio quien me ha desgarrado -respondió Jesús-. Cuidado, no lo admitas en comunión. Te hablarán en su favor, no dejes que te convenzan”.
Se dice de él que fue "Ejemplar divino de los maestros de la piedad cristiana". Escribió: “Sobre la divinidad”. “Sobre la venida del Salvador”. “Sobre el alma”. “Sobre la resurrección”. “Sobre la penitencia”. “Sobre la Pascua”. “La carta a los alejandrinos sobre Melecio”. Fue martirizado durante la persecución de Galerio Máximo; los coptos lo llaman "el sello y el cumplimiento de la persecución" porque fue el último cristiano ejecutado en Alejandría por el Imperio.
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