Martirologio Romano: En Colonia, de Lotaringia, en Germania, san Engelberto, obispo, que por defender la justicia y libertad de la Iglesia, yendo de camino fue asaltado por unos sicarios, que le hirieron hasta causarle la muerte.
Nació en Berry. Era hijo de Engelberto, conde de Berg, y como tal recibió el beneficio, no canónico, de un título eclesiástico, (preboste de San Jorge y San Severino de Colonia, canónigo de Santa María de Aquisgrán, y en 1203 preboste de la catedral); apenas terminados sus estudios eclesiásticos, se fue a presidir su cargo de preboste de Colonia. Tanto la diócesis como el Imperio andaban divididos. Su primo Adolfo, arzobispo de Colonia, se adhirió al partido de Felipe de Suabia, abandonando el de Otón de Sajonia, lo que le atrajo las iras del papa Inocencio III que lo depuso y con él a sus seguidores, entre ellos Engelberto, siendo también ambos excomulgados (1206).
En 1208 se sometió a los deseos del Papa y fue repuesto en su cargo y renunció a su porvenir por servir a Cristo en el sacerdocio. En 1212 tomó parte en la cruzada contra los albigenses. Fue elegido arzobispo de Colonia (1216) cuando se adhirió al partido de Federico II. Tuvo que defender a su grey, mantuvo la disciplina del clero, promovió la vida monástica y cultural y, en 1220, fue nombrado tutor de Enrique VII y primer ministro del Imperio, con cargo de regente de Alemania, ya que al morir su hermano, heredó el condado de Berg. Mientras defendió pacíficamente los derechos del monasterio femenino de Essende, fue asesinado por los sicarios enviados por su primo Felipe de Issenburg, cuando iba a dedicar la iglesia parroquial de Schelm, en las afueras del pueblo, acabaron a lanzazos con él y por esto se le venera como mártir. Su “Vita” fue escrita por Cesario de Heisterbach en 1230 y está plagada de milagros.
En la actualidad, no se le tributa culto de mártir, pero se mantiene su inscripción como santo en el Martirologio Romano, a pesar de que, en realidad, nunca fue canonizado (en su época ya había nacido el procedimiento de canonización de los santos, si bien se estaba afirmándose, por lo que hay otros santos del mismo tiempo que tampoco fueron canonizados). En 1618 el arzobispo Fernando de Colonia instituye oficialmente la fiesta litúrgica del santo el día 7 de noviembre, y eso puede considerarse como una confirmación, si bien local, del culto, aunque debe notarse que esto, en sí nada anormal, debería bastar para proclamarlo sólo como beato.
En la actualidad, no se le tributa culto de mártir, pero se mantiene su inscripción como santo en el Martirologio Romano, a pesar de que, en realidad, nunca fue canonizado (en su época ya había nacido el procedimiento de canonización de los santos, si bien se estaba afirmándose, por lo que hay otros santos del mismo tiempo que tampoco fueron canonizados). En 1618 el arzobispo Fernando de Colonia instituye oficialmente la fiesta litúrgica del santo el día 7 de noviembre, y eso puede considerarse como una confirmación, si bien local, del culto, aunque debe notarse que esto, en sí nada anormal, debería bastar para proclamarlo sólo como beato.
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