26 de noviembre de 2014

San ALIPIO "el Estilita". M. 640.


Martirologio Romano: En Adrianópolis, de Paflagonia, san Alipio, diácono y estilita, que murió casi centenario

Nació en la ciudad de Adrianópolis. Su cristiana madre enviudó muy joven y envió a su hijo a ser educado por el obispo Teodoro, entregó sus pertenencias a los pobres y comenzó a vivir como asceta y diaconisa cerca de la iglesia donde había enviado a su hijo. Desde muy temprana edad Alipio sintió el llamado a servir a Dios y a tener una vida solitaria pese a que el obispo Teodoro no se lo permitía. Una vez, acompañando al obispo en un viaje a Constantinopla, Alipio vio en una visión a santa Eufemia quien le pedía que fundara una iglesia en su nombre en Adrianópolis. Con las contribuciones de los fieles de Adrianópolis, Alipio construyó una iglesia bajo la tutela de Santa Eufemia, en un antiguo templo pagano. Al lado del templo, donde existía un altar pagano, Alipio construyó una columna donde subía a rezar a a enseñas a los fieles que venían a él. Por cincuenta y tres años Alipio luchó contra Satanás en ese lugar, rezando y aconsejando a los cristianos que venían buscando su ayuda.
Se cuenta que una noche, los demonios comenzaron a arrojarle piedras mientras el oraba de pie en ese pilar. Alipio quería luchar contra los espíritus de la oscuridad y tomando lo que le servía como humilde techo se protegió de ellos. Por su perseverancia, los demonios abandonaron para siempre aquel lugar. Catorce años antes de su muerte, Alipio perdió la posibilidad de ponerse de pie. Tuvo que pasar ese tiempo recostado sobre uno de sus costados por la debilidad de sus piernas y soportó muy difíciles enfermedades con humilde gratitud. Dos monasterios se levantaron alrededor de la columna levantada por el santo: uno para hombres y otro para mujeres. Alipio es recordado por haber introducido reglas monacales para ambos monasterios y los dirigió hasta su muerte. Durmió en el Señor a la edad de 118 años. El cuerpo de este venerable santo fue depositado en la iglesia que había fundado en honor de Santa Eufemia. Sus reliquias sanaron a aquellos que las veneraron con fe. Su historia es idéntica a la de san Estyliano, de forma que se les ha confundido durante mucho tiempo. 

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