Martirologio Romano: En el cenobio de Santa María de Gualdo Mazocca, cerca de Campobasso, en Italia, beato Juan de Tufaria, eremita.

En París, la vida mundana de la ciudad, el mundo de los doctos filósofos no respondían a sus expectativas. El amaba la soledad perfecta, la contemplación, el silencio para escuchar la Palabra de Dios, por ello regresó a su pueblo. Vendió todo lo que tenía y distribuyó a los pobres lo que había ganado. Totalmente pobre se marchó a las grutas de Baselice en las montañas boscosas cercanas a Tufara.
Transcurrió la mayor parte de su tiempo en este lugar. Muchos hombres queriendo imitar su ejemple se le unieron y dieron origen a una forma de vida comunitaria. En 1156 comenzó la construcción del monasterio en Gualdo Mazzocca en Foiano (Benevento). Llegó a ser una abadía de donde partieron los principios activos del monacato en favor de los marginados y oprimidos de la sociedad feudal, ofreciendo no sólo contemplación y oración, sino también sustento y ayuda concreta.
El beato Juan tuvo dones taumatúrgicos. A la edad de 86 años, Juan, con una fuerte fiebre murió. Sus últimas palabras fueron de paz y de amor. Los frailes sepultaron el cuerpo en un lugar oculto, temerosos que fuera robado, en una localidad desconocida del bosque.
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