11 de octubre de 2014

Santa MARÍA SOLEDAD TORRES ACOSTA. (1826-1877).


Martirologio Romano: En Madrid, España, santa María Soledad (Manuela) Torres Acosta, virgen, que desde su juventud demostró gran solicitud hacia los enfermos pobres, a los que atendió con total abnegación, especialmente al fundar la Congregación de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos.

Se llamaba Manolita Torres Acosta. Nació en Madrid en el seno de una familia de lecheros. Tenía una constitución débil: era inapetente, asmática y con la vista delicada, ademas tenía escasas letras. Estudió en el colegio de las Hijas de la Caridad. A los 25 años, quiso hacerse dominica, pero su debilidad física no le abrió las puertas del convento. Conoció en Madrid, a un sacerdote, don Miguel Martínez (párroco en Chamberí), que quería fundar una institución de ayuda al enfermo en el domicilio, y quería que  fueran siete las fundadoras a modo de los Siervos de María; ella ingresó la última y era la más débil. En 1851, tomó el hábito y cambió su nombre por el de María Soledad. Fue nombrada fundadora y superiora general con 30 años. Las otras seis compañeras, ante las penalidades abandonaron, y será Manolita quien levante el Instituto, a pesar que tenía verdadero terror a los muertos. La fundación se llamará Siervas de María, Ministras de los Enfermos. Ella creyó firmemente en el futuro: "la congregación es obra de Dios, no, no puede morir. Seamos las últimas piedras que se desmoronen de este edificio". Esta nueva Congregación tenía la característica, de que sus miembros dormían de día, y por la noche, se desparramaban por todo Madrid, para atender y acompañar a los enfermos en su dolor y llevándoles alimento.
Las penalidades y vaivenes internos y externos no arredraron, ni a su finura de espíritu ni a su frágil salud; el sacerdote que sustituyó al padre Miguel, en la dirección espiritual del joven Instituto la destituyó y nombró a otra superiora, con el resultado de hacer desaparecer casi la fundación; pero después de una investigación del obispo de Madrid, María Soledad volvió a ser nombrada superiora. Se destacó por su sencillez y gran caridad. Su frase favorita era: "Hijas mías, recurramos a la divina Providencia y seamos buenas religiosas, que Dios no nos faltará". Desde Chamberí, la primera casa, se multiplicaron las fundaciones, para desde ellas asistir a los enfermos en su mismo domicilio. Los primeros centros que se beneficiaron de su caridad fueron el hospital de San Francisco de Madrid, los de Getafe y Ciudad Rodrigo. La fundación de Chamberí será para ella una cruz, pues, cuando quiso construir una casa estable, ya que hasta entonces estaban en residencias inestables, firmó un contrato "en el que la engañan" y se vio endeudada de tal manera, que tuvo que solicitar limosna por toda España, durante dos interminables años. María Soledad, atendió a los apestados, besó las viruelas de una monja, hacía grandes mortificaciones y se enfadó dos veces en su vida, estas fueron la más graves críticas que recibió en su proceso de beatificación. Murió en Madrid llena de méritos, después de abrir 46 casas en España, Cuba y Puerto Rico. SS. Pablo VI la canonizó en 1970. En el calendario litúrgico de España tiene Memoria Litúrgica. 

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