Martirologio Romano: En Roma, san Félix IV, papa, que convirtió dos templos paganos del Foro romano en la basílica dedicada a los santos Cosme y Damián, y trabajó mucho en favor de la fe católica.
Originario de Sannio e hijo de un tal Castorio. Se distinguió por su amistad y saber tratar a los reyes godos que invadieron Italia, entre ellos Teodorico que influyó en su elección al pontificado, pero Félix fue aceptado por el clero romano al considerarlo un hombre de virtud y equilibrio. Gozó de la protección de Atalarico y la reina Amalasunta, y con ello pudo crear los tribunales eclesiásticos como los únicos competentes de juzgar los casos de herejía. Construyó la iglesia de Santos Cosme y Damián, gracias a la donación que le hizo Amalasunta de dos edificios en la Vía Sacra y el templo de Rúmulo en Roma. Fue un hombre piadoso pronto a perdonar a todos los que querían regresar al seno de la Iglesia. Mantuvo estrechas relaciones de colaboración con el obispo san Cesáreo de Arles, apoyándolo en su lucha contra el semipelagianismo; los textos que le envió sivieron para condenar en el concilio de Orange del 529, esta doctrina herética.
Poco antes de su muerte, Félix, preocupado por la posibilidad de cismas con ocasión de su sucesión, designó como su sucesor al archidiácono Bonifacio, estrecho colaborador suyo. Fue sepultado en San Pedro del Vaticano. En su epitafio se recuerdan su generosidad para con los pobres, su humildad y su prudente administración económica.
Tradicionalmente se le da el número de orden IV entre los papas llamados Félix, pero se trata en realidad del III, puesto que el antipapa Félix II (año 365) no tiene derecho a figurar en el número de la sucesión (y por tanto Félix III -también santo- es en realidad II, y IV es III). Como al antipapa Félix II se lo ha retirado de las listas recientemente, se prefiere seguir nombrando a éste como Félix IV (III) y al segundo Félix III (II), para evitar confusiones al consultar listados más antiguos.
Tradicionalmente se le da el número de orden IV entre los papas llamados Félix, pero se trata en realidad del III, puesto que el antipapa Félix II (año 365) no tiene derecho a figurar en el número de la sucesión (y por tanto Félix III -también santo- es en realidad II, y IV es III). Como al antipapa Félix II se lo ha retirado de las listas recientemente, se prefiere seguir nombrando a éste como Félix IV (III) y al segundo Félix III (II), para evitar confusiones al consultar listados más antiguos.
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