Nació en Deira, en Northumbria, Inglaterra, en un periodo histórico en que se libraban guerras por la evangelización de la Gran Bretaña. A la fecha del nacimiento de Edwin, el reino de Northumbria, que corresponde básicamente a los actuales territorios de Northumbria y Yorkshire, estaba constituido por dos reinos: Deira y Bernicia.
En su juventud, durante el reinado de Etelfrido de Bernicia, Edwin vivió muchos años en el exilio. Sin embargo, en 616, cuando Etelfrido fue derrotado en batalla, Edwin fue nombrado rey de Northumbria, gobernó durante 17 años. Edwin extendió su reino por casi toda la actual Inglaterra. Su gobierno lo ejerció prácticamente de manera itinerante, pues iba viajando de lugar en lugar para gobernar mejor.
En su juventud, durante el reinado de Etelfrido de Bernicia, Edwin vivió muchos años en el exilio. Sin embargo, en 616, cuando Etelfrido fue derrotado en batalla, Edwin fue nombrado rey de Northumbria, gobernó durante 17 años. Edwin extendió su reino por casi toda la actual Inglaterra. Su gobierno lo ejerció prácticamente de manera itinerante, pues iba viajando de lugar en lugar para gobernar mejor.
En el 625 e casó en segundas nupcias con santa Ethelburga de Lyminge, la hija del rey cristiano de Kent. Ella mandó llamar a Inglaterra a san Paulino de York, quien bautizó a Edwin en 627, y fue de gran ayuda para extender el cristianismo por Northumbria, como capellán del rey. El historiador cristiano Beda el Venerable se refiere a Edwin de Northumbria como una persona prudente que meditaba largo rato antes de tomar una decisión importante, como lo fue su conversión, pero luego actuaba con completa seguridad. Según este cronista, durante el reinado de Edwin “una mujer podía viajar a través de la isla con un bebé en su pecho sin temor de ser insultada”. Edwin nombró a san Paulino obispo de York en 627, encomendándole la construcción de iglesias y la difusión de la fe. Estos años se caracterizaron por ser un breve periodo de paz que no se había vivido en mucho tiempo en la conflictiva Northumbria.
No obstante, para el año 633 los enemigos de Edwin se habían fortalecido, y en la batalla de Hatfield Chase fue derrotado por el rey pagano Penda de Mercia y el príncipe celta Cadwallon de Gales, quienes asolaron Northumbria, y por esta razón fue venerado como mártir. Su viuda, junto con sus hijos y con san Paulino tuvieron que huir a Kent, y la cristianización de la Gran Bretaña tuvo que esperar algunos años más.
En Inglaterra se originó muy pronto un culto popular a san Edwin de Northumbria, considerado mártir, y se le empezó a venerar como santo a partir de que sus restos mortales fueron trasladados a la abadía de Whitby. La ciudad de Edimburgo perpetúa su memoria.
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