Martirologio Romano: San Calixto I, papa y mártir, que, cuando era diácono, después de un destierro en la isla de Cerdeña tuvo a su cuidado el cementerio de la vía Apia que lleva su nombre, donde dejó para la posteridad las memorias de mártires, y elegido papa, promovió la recta doctrina, reconcilió benignamente a los apóstatas, terminando su intenso pontificado con la gloria del martirio.
Este esclavo, versado finanzas, que llevó a su amo Carpóforo a la bancarrota. Condenado y liberado, e intentando recuperar el dinero malversado de los cristianos, fue nuevamente víctima de sus acreedores judíos -porque era de prestamistas de las sinagogas de quienes quería recuperar el dinero-, que le hicieron desterrar a las minas de Cerdeña (186). Nuevamente fue liberado por intervención del papa san Víctor I y la amante del emperador, Marcia, y mantenido por la Iglesia local, hasta que el papa san Ceferino lo hizo diácono de Roma, y su secretario. Se le encargó la vigilancia de un cementerio cristiano en la vía Appia, en Roma, (son las actuales catacumbas de San Calixto). Por sus méritos, a la muerte del Pontífice, fue elegido para sucederle (217), pese a que una minoría rigorista nombró a un obispo alternativo (san Hipólito), provocando el primer cisma en el interior de la Iglesia de Roma.
En los cinco años de su pontificado (217-222), se enfrentó con firmeza al error; pero recibió con brazos abiertos a quiénes por debilidad habían sucumbido en las persecuciones. Por ello fue acusado de laxismo, y su pontificado no fue nada fácil; también fue acusado de herejía en la formulación de la Santísima Trinidad, cuando él había sido uno de los defensores más ortodoxos que ha tenido la Iglesia; por ello tuvo que sufrir las iras de los rigoristas san Hipólito Romano, Tertuliano y Novaciano. Condenó el sabelianismo, excomulgando al mismo Sabelio. Su historia aparece con expresiones como que era un "hombre industrioso para el mal y lleno de aptitudes para el error". A él se le debe el ayuno de las cuatro Témporas.
Aunque la Iglesia no sufrió ninguna persecución cruenta, en los tiempos de Alejandro Severo, treinta años de trabajos forzados le merecieron la gloria del martirio. Murió seguramente en una algarada popular, obra de paganos, que se supone lo arrojaron a un pozo en el Trastévere, otros piensan que fue martirizado en Todi. Una tradición dice que estando preso, curó al soldado Simplicio y bautizó a numerosos paganos. Sobre su tumba se alzo la iglesia de Santa María del Trastévere. MEMORIA FACULTATIVA.
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