15 de octubre de 2014

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santa Sofía (Suia). s. III. 
Según la tradición, nació en Cágliari (Cerdeña) en el seno de una familia noble. Con 15 años, dio testimonio de su fe en Cristo con gran coraje, ayudada de su belleza y del candor de su persona: fue procesada porque era cristiana, durante la persecución de Diocleciano, junto a dos compañeras: Cecilia y Ginia. Murió mártir.
La cripta de la catedral de Cágliari, junto a otros mártires sardos, conserva sus reliquias, que fueron encontradas en 1526. Su fiesta se celebra de forma especial en Morgongiori y Decimoputzu.

San Barses. M. 378. 
Martirologio Romano: En Edesa, ciudad de Siria, conmemoración de san Barses, obispo, que condenado al destierro por el emperador arriano Valente a causa de su fe católica, hubo de morar en lejanas tierra y, fatigado al tener que cambiar por tres veces de lugar, falleció un día desconocido del mes de marzo.
Fue una de las víctimas más ilustres de la persecución arriana. Después de vivir como solitario en Mesopotamia septemtrional, en Edessa, en el 361 fue nombrado Obispo de Edessa (Siria). Pronto tuvo que tomar partido contra los arrianos, que no tardaron en crearle graves dificultades. En el 373 fue desterrado por el emperador arriano Valente a la isla de Arado (Aruad) en las costas de Fenicia donde llegó a ser un maestro de la ortodoxia para muchos fieles y eclesiásticos que llegaban de todas partes. San Basilio “el Grande” le envió, en el 376, dos célebres epístolas, consolándolo y pidiéndole oraciones. Al final, vista la insuficiencia de este destierro, Valente decidió confinarlo todavía más lejos, en Oxirinco, en Egipto, y después en una localidad en los límites del mundo civilizado, conocida como Philo, quizás en Libia. Aquí murió. Alcanzó gran prestigio en Edessa de Siria, por su santidad y don de curaciones.  

Santa Aurelia de Strasburgo. s. IV. 
La leyenda dice que fue una de las compañeras de santa Úrsula. Enfermó en Strasburgo, de regreso de una peregrinación de las Once mil vírgenes a Roma: así se salvó de la matanza de Colonia.  
Documentos reales del siglo X validan su existencia de una iglesia dedicada a Aurelia y de una cripta en dicho templo muy venerada por la población por guardar sus reliquias, durante la Edad Media solían pedir su ayuda en casos de fiebre. Luego de la reforma protestante la iglesia mencionada pasó a manos de los luteranos, quienes en 1524 profanaron la tumba de la santa y se deshicieron de las reliquias, pero sin conseguir eliminar el culto que mantiene vivo hasta hoy.

Santa Eusebia de Vercelli. s. IV. 
Los escritores municipales de Vercelli la consideran la hermana del obiapo de Vercelli, san Eusebio. Colaboró con su hermano en la fundación de una comunidad de vírgenes en Vercelli, de la cual ella fue la primera superiora. En algunos catálogos es recordada el 21 de Junio.

San Severo de Tréveris. M. c. 455. 
Martirologio Romano: En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Severo, obispo, que, discípulo de san Lupo de Troyes, acompañó a san Germán de Auxerre a Bretaña para extirpar la herejía de Pelagio, y también predicó el Evangelio entre los germanos.
Nació en la Galia, y fue discípulo de los santos Germán de Auxerre y Lupo de Troyes. Acompañó a Germán a Britania para ayudarlo a combatir la herejía pelagiana, predicó a los germanos del Mosela y fue obispo de Tréveris (446-455).  

San Leonardo de Tongres. M. c. 570. 
Se estableció en un eremitorio en la diócesis de Mans, en una localidad que ahora se llama Saint-Léonard-des-Bois. Algunos discípulos le siguieron y formaron un monasterio de solitarios y penitentes. Predicó la libertad de siervos y patrones en relación a la propia alma, y esta perfección venía sobre todo a través de la vida monástica. De manera que se creo la leyenda que quién invocase su nombre los prisioneros quedaban libres. El rey Clotario les cedió las tierras donde habían construido sus celdas. Vivió en la época de san Leonardo de Noblac.  

Santa Tecla de Kitzingen. M. c. 790. 
Martirologio Romano: En Kitzingen, de Germania, santa Tecla, abadesa, que, enviada desde Inglaterra para ayudar a san Bonifacio, presidió primero el monasterio de Ochsenfurt y después el de Kitzingen.
Natural de Inglaterra; ingresó en el monasterio inglés de Wimburne en Dorset, durante el abadiato de santa Tetta. A petición de san Bonifacio, pasó de su patria a tierras alemanas para implantar la vida monástica femenina, bajo la dirección de santa Lioba. Bonifacio la nombró primera abadesa del monasterio de Ochsenfurt y después la trasladó a Kitzingen en el Maine, donde permaneció muchos años. 

Santa Aurelia de Ratisbona. M. 1027. 
Fue una princesa de la familia de Hugo Capeto, quien por escapar del matrimonio huyó a Alsacia y vivió como eremita. Solamente el obispo san Wolfgango de Ratisbona sabía que ella estaba viva; pasó 50 años como reclusa en Estrasburgo, bajo la obediencia de un abad benedictino. No confundir con santa Aurelia de Strasburgo.

Felipa de Chantemilan. Beata. (1412-1451). 
Nació en el castillo de Changy (Loire), diócesis de Clermont, en los límites de las regiones de Lyon, Bourbon y Forez. Su padre, Juan de Chantemilan, murió después del nacimiento de su hija, y su madre Juana de Vernay, la educó con sabia firmeza, asumiendo al mismo tiempo las funciones de gobernadora de Changy. Al morir su madre, cuando ella tenía 15 años, era una joven bella y elegante que atrajo la atención de los hombres: varios jóvenes la pretendieron como esposa pero ella los rechazó; otros buscaron corromperla, recurriendo a la astucia de una vieja sin escrúpulos, pero sin resultado.
Con 20 años marchó a Vienne con su hermano y cuñada, y como encontrara excelentes directores espirituales, realizó voto de virginidad, llevando una vida sobria y austera, frecuentando la iglesia, y comenzando una vida de entrega a los más pobres y enfermos. Visitó los hospitales y las cárceles tanto de Vienne como de Lyon. Visitó varios santuarios de Francia y, en 1450 peregrinó a Roma para ganar el jubileo del año santo. Murió en Vienne a causa de la peste. Fue sepultada  en la catedral de San Mauricio. Su culto popular no ha sido oficialmente confirmado. 
Samurai cristiano

Baltasar Kagayama Hanzaemon y su hijo Santiago. Beatos. M. 1619. 
Martirologio Romano: En Hiji, Japón, el beato Baltasar Kagayama Hanzaemon, samurai mártir, que explicó a sus verdugos el porqué de su alegría al morir defendiendo la fe, y oró antes de ser decapitado junto con Santiago, su hijo pequeño.
Samurai. Natural de Bungo. Primo y yerno de beato Diego Kagayama Haito. Murió decapitado en Hiji, Japón, junto a su hijo Santiago Kagayama, de 4 años. Fueron decapitados, por orden del "daimyó" Hosokawa Tadaoki. Baltasar explicó a los verdugos el porqué de su alegría al morir defendiendo la fe y oró antes de ser decapitados él y su hijo pequeño.

Narciso Basté Basté. Beato. (1866-1936). 
Martirologio Romano: En Valencia, en España, beato Narciso Basté Basté, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, aceptando con fidelidad las palabras de Cristo, en tiempo de persecución contra la fe, por su muerte pasó a la vida de la gloria.
Nació en San Andrés de Palomar, Barcelona. Tenía 24 años cuando en 1890 ingresó en la Compañía de Jesús, realizando con gran fervor su noviciado y pronunciando los primeros votos religiosos al término del mismo. Continuó los estudios y en 1899 era ordenado sacerdote. Fue admitido a la profesión perpetua el año 1901. Desempeñó ejemplarmente su ministerio y estuvo destinado como director del Patronato de la Juventud Obrera, que hacía un enorme bien entre los muchachos trabajadores de la capital valenciana. 
Su interés y entrega a la juventud obrera no le libraron del odio de los revolucionarios de 1936, que lo asesinaron en Valencia el 15 de octubre de 1936. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.

No hay comentarios:

Publicar un comentario