Abrahán. (c.1996 a C. - c.1821 a. C.). (Antiguo Testamento).
Martirologio Romano: Conmemoración de san Abrahán, patriarca y padre de todos los creyentes, que, llamado por Dios, salió de su patria, la ciudad de Ur de Caldea, y peregrinó por la tierra que Dios había prometido a él y a sus descendientes. Manifestó toda su fe en Dios, esperando contra toda esperanza al no negarse a ofrecer en sacrificio al hijo unigénito, Isaac, que el Señor le había dado, ya anciano, de su esposa Sara.
Padre de todos los creyentes y progenitor de la nación judía. Toda su historia se encuentra en el libro del Génesis. Nació en Ur de Caldea. Emigró por orden divina a la tierra de Canaá, la Tierra Prometida; allí conduce una vida nómada junto a su esposa Sara y su esclava Agar. En su descendencia (Cristo, el Mesías), fueron bendecidas todas las naciones, según la Alianza que Yahvé había establecido con él. Es el hombre de la fe que lo demuestra cuando estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. A los 90 años, una vez muerta Sara, tomó por esposa a Cetura, de quien tuvo seis hijos.
San Pablo declara que él es “padre de todos los no circuncidados que creen... y padre también de los circuncidados que.. siguen las huellas de su fe” (Heb 4, 11-12), convirtiéndose así en padre de todos los cristianos. Para el Islam, a través de su hijo Ismael, es también padre de todos los musulmanes. Según la tradición murió con 175 años.
Santos Diodoro, Diómedes y Dídimo. s. III-IV.
Según el “Menologio de Basilio”, Diodoro y Dídimo eran dos cristianos de Laodicea muy celosos en su trabajo como evangelizadores y consiguieron numerosas conversiones. Denunciados por un grupo de griegos paganos fueron conducidos ante el tribunal del gobernador de Laodicea. Con firmeza y coraje confesaron a Cristo y rechazaron dar culto a los ídolos. Fueron condenados a muerte y, por medio de tormentos, no dejaron de agradecer al Señor, y así cumplieron su martirio. En cuanto a Diómedes no se le menciona en ningún códice y no se puede decir nada de él.
San Domino de Fidenza. M. 304.
Martirologio Romano: En la ciudad llamada Julia (hoy Fidenza), en el territorio de Parma, en la vía Claudia, san Domino, mártir.
Se dice que era natural de Parma, camarero del emperador y que huyó cuando comenzó la persecución, pero fue martirizado en Borgo San Domnino (hoy Fidenza), durante la persecución de Maximiano. Según la leyenda atravesó el río llevando su cabeza en las manos; se le atribuyen otros milagros póstumos totalmente imaginarios.
El nombre de Fidenza era el nombre primitivo del lugar donde fue martirizado, pero que tomó su nombre, pero el gobierno de Mussolini, consideró oportuno devolverle su primitivo nombre. San Domnino de Avrilly, patrón del priorato de Champlieu en Forez es una duplicación suya.
Martirologio Romano: En Antioquía, de Siria, conmemoración de santa Publia, que, al morir su marido, entró en un monasterio, y mientras cantaba con sus compañeras vírgenes las palabras del salmo «los ídolos de los gentiles son oro y plata» y «sean semejantes los que los hacen», al pasar allí el emperador Juliano el Apóstata ordenó que la abofeteasen y reprendiesen con aspereza.
Matrona siria; que al morir su marido, entró en un monasterio, del que luego será elegida abadesa y diaconisa de una comunidad femenina de Antioquía; fue maltratada por orden de Juliano el Apóstata, que oyó a las monjas cantar el Salmo 112 y lo interpretó como una deliberada afrenta hacia él.
Santos Andrónico y Atanasia. s. V.
Eran marido y mujer, ciudadanos de Antioquía en Siria, donde el primero era platero o banquero; al morir sus dos hijos decidieron separarse y vivir como ermitaños en Alejandría en Egipto o Jerusalén; años después se encontraron y ocuparon celdas continuas, pero Andrónico no reconoció a su mujer hasta su muerte. Se dice que fue entregado a las fieras al anfiteatro, pero un oso, en vez de devorarle, le lamió las heridas de los pies. Son especialmente venerados en Egipto y Etiopía.
Martirologio Romano: En Tiferno, junto al Tíber, en la Umbría, san Domnino, eremita.
Domnino colaboró con el obispo san Florencio y el presbítero san Amancio en la reconstrucción de Città de Castello (entonces Castrum Felicitatis) después de la destrucción sufrida durante la guerra greco-gótica.
Después de la muerte de los santos Florencio y Amancio, Domnino abandonó la vida pública y se retiró para vivir en la soledad eremítica en la localidad de Rubbiano. Después se trasladó a un eremo, más cercano a Città de Castello, hoy denominado Villa San Donino. Aqui nuestro eremita murió.
Durante sus años de vida eremítica entró en contacto con las gentes del campo que rodeaban los eremos, y fue para ellos un punto de referencia espiritual y un intercesor ante Dios. Aunque siempre fue laico, se le representa con ornamentos sacerdotales y el cáliz y junto a él aparece un perro.
San Gisleno. M. 680.
Martirologio Romano: En la región de Hainaut, en Austrasia, san Gisleno, que vivió como monje en una celda que él mismo se había construido.
De origen franca (otros autores piensan que era natural de Atenas); realizó sus estudios en Atenas, abandonó el siglo para seguir la regla de san Basilio como monje. Fue ordenado sacerdote, y según una tradición tardía y errónea, fue obispo de Atenas. Abandonó Grecia y se trasladó a Roma, donde el Papa le envió junto a sus discípulos santos Lamberto y Valerio a Bélgica. Todo esto parece inverosimil, ya que el mismo nombre de “Gislenio”, es de origen germánico.
Después de vivir como eremita en varias regiones de Aquitania y Alemania, vivió recluso en un bosque de Hainaut, en Ursidong, donde fue seguido por numerosos discípulos; para ellos construyó junto a Le Mons, la abadía benedictina de Santos Pedro y Pablo, y que ahora se llama Saint-Ghislain, de la que fue abad durante 30 años.
Muchos obispos le tuvieron profundo aprecio y veneración; san Auberto de Cambrai lo protegió de forma particular y consagró la capilla del monasterio de Santos Pedro y Pablo. Gislenió tuvo una gran influencia sobre las mujeres de la nobleza y que animó a la vida monástica como: santas Aldegunda de Maubeuge, Adeltrudis, Madelberta. Dirigió espiritualmente a santa Berta de Hainaut y concedió el velo a santa Wadeltrudis, que le donó tierras y oratorios. Murió lleno de méritos y se le invoca contra la epilepsia, llamada “mal de san Gislenio”.
San Deusdedit de Montecasino. M. 834.
Martirologio Romano: En el monasterio de Montecasino, san Deusdedit, abad, que fue encarcelado por el tirano Sicardo y, consumido por el hambre y las privaciones, entregó su espíritu a Dios.
Era un humilde monje benedictino dedicado a la oración y al estudio hasta que fue elegido abad de Montecasino (828), sucedió al abad san Apolinar. Fue un hombre de gran cultura y grandísima piedad, pero su gobierno no fue fácil. Fue célebre por sus generosas limosnas.
Fue un intrépido defensor de los derechos de Dios y del monasterio cuando Sicario, príncipe de Benevento, para financiar la guerra contra Nápoles y Amalfi pretendió los bienes de Montecasino. Como el abad se negara, fue depuesto y lo encarceló durante seis años en Benevento, entre la consternación de los monjes que lo querían como a un padre. Murió en la cárcel de hambre y por los sufrimientos; por esto se le venera como mártir.
Este suceso está encuadrado en la miserable situación que se había creado en el Imperio, con los débiles sucesores de Carlomagno y con la aparición de las luchas y anárquicas prepotencias de los señores feudales, incluidos los duques de Benevento, hasta entonces protectores de Montecasino. El santo abad fue sepultado en Montecasino y obró, después de su muerte, muchas curaciones milagrosas.
San Gémino. M. 915.
Un relato lejendario afirma que nació en Siria, su padre, pagano, se llamaba Milisieno y su madre: Belliade. Se convirtió al cristianismo y despues, de dedicarse, como su padre, al servicio de las armas, decidió vivir la vida eremítica en Siria, renunciando a una carrera segura en la administración pública.
Como los peregrinos eremitas de entonces, viajó por distintos lugares, hasta que se trasladó definitivamente a Italia. Desembarcó en la costa de las Marcas, y durante un tiempo fue monje de San Paterniano de Fano (Narni); después se adentró hasta Spoleto, y por fín llegó a “Casventum”, en la provincia de Terni, donde llevó una vida eremítica y penitente, suscitando la admiración del pueblo que acudía a él a pedirle consejo. Se dice que en sus últimos años ingresó en un monasterio benedictino, y que murió en Ferento, provincia de Viterbo. Los basilianos y los benedictinos afirman que pertenece a su Orden.
La ciudad de Casventum fue destruída por un ataque sarraceno y cuando fue reconstruida cambió el nombre por el de San Gemini, en honor al santo anacoreta, que fue elegido como su patrón.
Guntero. Beato. (955-1045).
Martirologio Romano: En el monasterio de Brevnov, en Bohemia, san Guntero, eremita, que, abandonando los bienes de la tierra, abrazó la vida monástica y, más tarde, se retiró a la soledad de los bosques situados entre Baviera y Bohemia, viviendo y muriendo desligado de todo, pero al mismo tiempo muy unido a Dios y a los hombres.
Nació en Turingia. Era primo del rey san Esteban de Hungría; inició su vida llena de ambiciones terrenas, pero san Gotardo de Hildesheim le llevó a una vida mejor y peregrinó a Roma y Jerusalén. A su regreso, distribuyó sus bienes entre los pobres y se hizo monje en Niederaltaich, en Baviera.
Su naturaleza ambiciosa se impuso una vez más y tuvo problemas con su abad, que tuvo que reprenderlo por no vivir de acuerdo con la vida monástica; incluso el emperador san Enrique II tuvo que llamarlo en secreto y hacerle ver que lo que hacía no era digno de la pobreza y ascesis de un monje, Guntero entendió la lección y cambió radicalmente de vida, viviendo un ascetismo extremo. El rey Esteban lo nombró su consejero, a pesar de sus reticencias, pues no quería volver a las cosas mundanas y le hizo elegir abad de la abadía benedictina de Göllingen; aprendió de estas experiencias, renunció a su cargo y durante 28 años vivió como ermitaño en las montañas de Bakony (Hungría). Sobre su tumba en Breznov, Praga, se produjeron muchos milagros.
Monasterio de Montsalvy |
Bernardo de Rodez. Beato. M. 1079.
Martirologio Romano: En el monasterio de Montsalvy, en Francia, san Bernardo de Rodez, abad de los canónigos regulares de ese cenobio.
Abad del monasterio de canónigos regulares San Vittore en Marsella (desde el 1064); fiel amigo de santos Gregorio VII, Hugo de Cluny y Guillermo de Hirsau; promovió la observancia cluniacense. Fue nombrado cardenal y enviado como legado papal a Alemania (1077) y en Francia (1078).
Beatos Leccetanos. s. XIII.
Los beatos se veneran en un eremo llamado “Lecceto”, a pocos kilómetros de Siena. Como toda fundación está envuelta en el misterio cuando historia y leyenda se confunden, el origen del eremo de Lecceto hunde sus raíces en la noche de los siglos. Se constituyó convento agustino hacia el 1244, en el 1387 se inició el movimiento de reforma en el interior de la Orden.
La reforma leccetana puso en evidencia la dimensión contemplativa y ascética de la Orden, ya que en los siglos XIV y XV el secularismo y la mundanidad penetraron en las comunidades agustinas en el intento de abrirse a la cultura y a la nueva sensibilidad del humanismo y del renacimiento.
Numerosos frailes de varias partes de Italia y de Europa pidieron vivir en Lecceto. Santa Catalina de Siena encontró aquí a su confesor; de aquí salieron los frailes hacia Roma para ayudar al Papa en su intento para reformar la Iglesia. San Bernardino de Siena frecuentaba habitualmente este eremo. Se crea la leyenda.
En este eremo vivieron la santidad y promovieron la vida cristiana y monástica. En un gran cuadro que se conserva en el eremos está pintado el árbol genealogico de la floreciente santidad de Lecceto; aparecen 25 nombres.
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