21 de octubre de 2014

OTROS SANTOS DEL DÍA:



Santos Dasio, Zótico y Cayo. M. c. 303. 
Martirologio Romano: En Nicomedia en Bitinia, hoy Turquía, santos Dasio, Zótico y Cayo, que, domésticos de Diocleciano, injustamente acusados del incendio del palacio imperial, fueron condenados a muerte y ahogados en el mar con pesadas piedras atadas al cuello
Es un grupo de 15 soldados martirizados en Nicomedia, durante la persecución de Diocleciano. 

Santa Leticia.  
No existen noticias sobre esta santa, signo de que este nombre no existe, no obstante la tradición quiere que su memoria sea el 21 de Octubre. El 13 de Marzo se cita, en algún calendario una Laetitia, virgen.

San Viator de Lyon. M. 400. 
Martirologio Romano: En Lyon, de la Galia, conmemoración de san Viator, lector, que, discípulo y ministro del obispo Justo de Lyon, siguió a éste en su retiro a Egipto y en su muerte.
Catequista y lector del obispo de Lyon, san Justo. Siempre estuvo al lado de su arzobispo; como un fiel servidor y como un humilde admirador de su maestro. Y esto llegó a tal grado, que un día san Justo quiso retirarse de todos los honores, desapareció de su tierra y se fue al desierto de Egipto. El fiel Viator se fue con él. Los fieles de Lyon sintieron su falta y fueron a buscarlos para hacerlos regresar. No fue posible. Dijeron que no. El emisario lionés se quedó con ellos. Viator murió más tarde que su maestro y sus cuerpos fueron trasladados a Lyon. 

Santa Cilina. M. 458. 
Martirologio Romano: En Laon, ciudad de la Galia, santa Cilina, madre de los santos obispos Principio de Soissons y Remigio de Reims.
Madre de san Remigio, obispo de Reims y san Principio, obispo de Soissons. Era ciega. San Montano, monje también ciego, profetizó que el nacimiento de su hijo san Remigio y le curaría de su ceguera.  

Santa Celina de Meaux. M. d. 480. 
Nació en Meaux, en el seno de una familia de la nobleza; a pesar del ambiente que la rodeaba, deseó consagrarse a Dios. La ocasión de abrazar la vida religiosa se le presentó por un encuentro con santa Genoveva de París, que estaba de paso en su ciudad. Celina, contraria a los deseos de su prometido que deseaba retenerla, se refugió con santa Genoveva en la catedral, cuyas puertas milagrosamente se abrieron y al pasar ellas, se cerraron. Entonces Celina, una vez que tomó el hábito de las vírgenes, se consagró enteramente a las obras de caridad. Sus restos se encuentran en la catedral de Meaux.

San Vendelino. (c.554.-c. 617).  
Martirologio Romano: En Tréveris, de Austrasia, san Vendelino, eremita.
Fue el hijo de un rey escocés; después de una juventud piadosa, en secreto dejó su hogar para unirse a una peregrinación a Roma. A su regreso, se estableció como un ermitaño en Westricht en la diócesis de Trier. Cuando un gran terrateniente lo acusó de su vida improductiva, entró a su servicio como cuidador de ganado. Posteriormente, un milagro obligó a dicho señor a permitirle regresar a su soledad. Entonces Vendelino estableció una compañía de ermitaños, de la cual surgió la Abadía benedictina de Tholey. Fue consagrado abad aproximadamente en 597, de acuerdo a las últimas leyendas. Aparentemente, Tholey fue fundado como un cuerpo colegiado aproximadamente en 630. Es difícil decir que tan confiables son sus últimos biógrafos.
Al rededor de la iglesia que se edificó su tumba se fundó la ciudad de Sankt Wendel, cerca de Tréveris. Su festividad sólo la celebra la diócesis de Trier. 

San Mauronto de Marsella. M. c. 804.
Martirologio Romano: En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Mauronto, obispo, que fue también abad del monasterio de san Víctor.
Abad de San Víctor en Marsella y, hacia el 767, fue elegido obispo de la ciudad.

San Bertoldo de Parma. (1072-1106). 
Natural de Parma, de padres ingleses; y artesanos muy pobres. A los siete años, trabajaba en el taller de zapatería de su padre, ayudándolo en este trabajo. Pero a los 12 años, Bertoldo abandonó el trabajo para servir al Señor en humildad. Tuvo que vencer la resistencia paterna y se marchó a la iglesia parmesana de San Alejandro, junto a la cual existía un monasterio de benedictinas. 
En la historia de las Ordenes religiosas, Bertoldo está considerado como el precursos de los “conversos” o hermanos legos, conocidos como oblatos regulares que viven en las abadías benedictinas. Ejerció de sacristán de la iglesia y formaba parte de la comunidad y vivió la Regla con gran celo. Fue siempre obediente a sus superiores y vivía a base de penitencias corporales, humildad y serenidad, las monjas lo ponían como modelo a las jóvenes novicias. Con el permiso de su superior fue peregrino en Roma y en Francia donde visitó el hospital de San Antonio Abad, en el que obró, según se cuenta, muchos milagros. Murió todavía joven en Parma mientras oraba. 

San Hilarión de Moglena. 1164. (Iglesia ortodoxa).
Su vida fue escrita por Eutimio Vulgaris (1375-13939). Moglena es una región montañosa de Macedona occidental; está formada esencialente por una cadena de montañas llamadas Neretchka Planina (la Almoplia de la antigüedad). Fue sede episcopal hasta la Edad Media cuyo titular residía en Florina. 
Hilarión después de llevar vida monástica fue nombrado obispo de Moglena. Combatió contra los herejes, especialmente los bogomilios y maniqueos, establecidos en la parte montañosa de su diócesis. Fue honrado como santo especialmente por las iglesias eslavas.

Julián Nakaura Jingoró. Beato. M. 1633. 
Martirologio Romano: En la colina Nishizaka, en Nagasaki, Japón, beato Julián Nakaura Jingoró, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, se dedicó a la evangelización en medio de grandes peligros, y luego de una agonía de tres días en el tormento de la fosa, murió confesando su fe.
Sacerdote jesuita, había sido uno de los niños enviados a Roma en 1582, de parte de los "daimyós" cristianos. Es una figura japonesa, símbolo del intercambio cultural entre Oriente y Occidente. Se dedicó a la evangelización en medio de grandes peligros, como misionero oculto, durante muchos años. Le llevaron a la colina Nishizaka, con las manos atadas a la espalda y en compañía de un grupo de misioneros jesuitas y dominicos. Murió en el tormento de la fosa (18-21 de octubre de 1633), confesando su fe, diciendo: "Este gran dolor, por amor de Dios". Tenía 64 años. 
Las autoridades civiles quisieron dar publicidad a los martirios, para atemorizar y conseguir apóstatas entre los cristianos. Por esto, fueron muchos los testigos de los hechos, especialmente portugueses comerciantes (algunos jóvenes nacidos en Nagasaki, que conocían bien el japonés). 
               
San Pedro Yu Tae-ch’Ol. (1826-1839). 
Martirologio Romano: En Seúl, en Corea, san Pedro Yu Tae-ch’Ol, mártir, que a los trece años exhortaba a los compañeros de cárcel a aceptar los tormentos, consumando su martirio al recibir cien azotes y ser estrangulado.
Nació en Ipjeong, cerca de Seúl. Hijo de san Agustín Yu Chin-Gil. Tenía 13 años cuando fue encarcelado en Seúl por los enemigos de la fe cristiana. Durante su estancia en la cárcel no paró de exhortar a los demás presos para soportar las torturas a que fueron sometidos. Padeció también él enormes sufrimientos, y consumó su martirio por estrangulación. Mártir en Seúl. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984.

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