San Pinito de Knosos. M. d. 180.

Obispo de Knosos en Creta. Muy sensible a la necesidad que tenían sus fieles de una formación cristiana adulta. Eusebio le enumera entre los ilustres escritores eclesiásticos.
Una de las cartas del obispo san Dionisio de Corinto iba dirigida a Pinito de Knosos de Creta. La respuesta de éste fue evidentemente incorporada a la colección de cartas de Dionisio. Después de haber mencionado la carta de Dionisio a Pinito. Eusebio continúa:
“A esta carta, Pinito respondió que admiraba y alababa a Dionisio, pero le exhortaba, a su vez, a que tuviera a bien proporcionar un alimento más sólido, para nutrir al pueblo que dirigía con escritos más perfectos, a fin de que sus fieles, alimentados con palabras que parecen de leche, no se den cuenta al final que han envejecido en un modo de vivir propio de niños. En esta carta se pone de manifiesto, como en el cuadro más perfecto, la ortodoxia de Pinito en materia de fe, su preocupación por el bien de los que le estaban encomendados, su erudición e inteligencia de las cosas divinas”.
San Gereón y compañeros. M. 287 o 303.
Martirologio Romano: En la ciudad de Colonia, en Germania, santos Gereón y compañeros, mártires, que ofrecieron su cuello a la espada por defender la verdadera piedad.
Dos mártires, uno muerto en Xanten y otro en Bonn, se les confundieron entre ellos. Uno de los dos, probablemente de nombre Gereón, posiblemente soldado, hoy se piensa que estuvo conectado con la Legión Tebana. Es el equivalente masculino de santa Úrsula. Las dos leyendas son tan semejantes, que es posible que la de Gereón sea una duplicación de la que se atribuyó a Úrsula. Patrón de Colonia.
Santos Casio y Florencio. M. 303.
Mártires en Bonn, durante la persecución de Maximiano Hercúleo. La “Passio sancti Gereonis” dice que eran soldados de la legión Tebana, compañeros de san Gereón de Colonia. Llegaron a Bonn tras escapar de la masacre de Agauno, fueron descubiertos y arrestados por el procurador Carausio. Como se negaron a sacrificar a los dioses, fueron decapitados con otros siete camaradas, mientras que otros 18 compañeros murieron en Colonia junto a san Gereón. Puede ser un desdoblamiento del san Casio, celebrado el 7 de agosto. Patrones de Bonn.
Santos Víctor y Maloso. M. c. 286.
Martirologio Romano: En el pueblo de Birten en el territorio de Colonia, santos Víctor y Maloso, mártires.
Los santos Víctor y Malloso y sus 330 legendarios compañeros fueron coligados como soldados de la Legión Tebana que escaparon de la masacre de Agauno, pero el nuevo Martirologio Romano los conmemora solamente como mártires. Llegaron a la ciudad alemana de Birten, en Colonia, donde se dedicaron a la evangelización de las poblaciones locales. Fueron decapitados por odio a la fe cristiana.
Santos Eulampio y Eulampia. M. 310.
Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, san Eulampio y su hermana santa Eulampia, mártires durante la persecución desencadenada bajo Diocleciano.
Eulampio y Eulampia eran dos niños, hermanos, que fueron martirizados en Nicomedia durante la persecución de Galieno; según la leyenda, su coraje provocó la conversión de 200 soldados.
San Claro de Nantes. s. IV.
Martirologio Romano: En Nantes, de la Galia Lugdunense, san Claro, venerado como primer obispo de esta ciudad.
Obispo de Nantes. Algunos autores le hacen discípulo de san Pedro, y otros sitúan su apostolado en el siglo III. Otros dicen que fue el primer obispo de Nantes, a donde habría sido enviado en el siglo I por el papa san Lino. Su culto se ha restringido a los calendarios locales.
San Cerbonio de Populonia. M. c. 575.

San Régulo de Lucca y otros obispos fueron expulsados de África a principios del siglo VI. San Régulo y Cerbonio se establecieron en Populonia (Piombino de Toscana) y, poco después, este último fue elegido obispo de la ciudad. De él dice san Gregorio Magno: "Hombre de vida venerable, que dio grandes pruebas de santidad". La más célebre de estas pruebas, fue cuando el rey Totila, persiguiendo a un grupo de romanos y cristianos, vino a enterarse, que los había escondido Cerbonio, por ello lo condenó a que lo matara un oso, pero como siempre sucede, el oso no sólo no lo hizo, sino que además le lamió las manos. Después de Totila, llegaron los longobardos, que lo obligaron a marcharse a la isla de Elba, donde murió, aunque está enterrado en Populania, donde se le venera como patrón de la diócesis de Massa Marítima.
La biografía del santo, muy posterior e indigna de crédito, afirma que el papa Vigilio le mandó llamar para reprenderle por su terquedad en celebrar la misa del domingo a hora tan temprana, que las gentes no podían asistir a ella. Pero, en vista de los numerosos milagros realizados por san Cerbonio durante el viaje a Roma, el Papa y todo el clero de la ciudad salieron a recibirle en triunfo y le restituyeron honrosamente a su sede.
Santa Tanca. M. c. 637.
Martirologio Romano: Cerca de Ramerude (hoy Arcis-sur-Aube), en la región de Troyes, en Neustria, santa Tanca, virgen y mártir, que, como narra la tradición, por defender su virginidad no dudó en aceptar la muerte.
Joven que vivía en Troyes, en la localidad de Ramerude, perdió la vida defendiendo su virginidad, se la venera como mártir.
Santa Telquilde. M. c. 662.
Martirologio Romano: En el monasterio de Jouarre, en el territorio de Meaux, en Neustria, santa Telquilde, abadesa, la cual, de familia noble y notable por sus méritos y austera en sus costumbres, enseñó a las vírgenes sagradas a salir al encuentro de Cristo con las lámparas encendidas.
Hermana de san Agilberto, obispo de París. Benedictina del monasterio de Faremoutier, fue la primera abadesa de la famosa abadía de Juoarre (Meaux).
Hugo de Macon. Beato. M. 1151.

En el 1136, fue elegido obispo de Auxerre, sucediendo al difunto obispo: el beato Hugo de Montaigu. Fue el primer obispo cisterciense. Tuvo que luchar con el poder laico que había usurpado los derechos y bienes de la Iglesia, aprovechando la debilidad de su predecesor. Participó en importantes cuestiones civiles y religiosas, a menudo unido con san Bernardo; protegió y reformó varios monasterios de su diócesis. Participó en los concilios provinciales de Sens y de Reimes, convocados para condenar las herejías de la época; intervino, poniendo la paz, entre el conde de Blois-Champagne con el rey Luis VII. Varias veces recibió, en Auxerre, al papa san Eugenio III también cisterciense y al mismo san Bernardo. Murió en Pontigny lleno de méritos y es donde está sepultado.
Roberto Malatesta de Rímini (Galeoto). Beato. (1411 - 1432).

Despojado en 1431, del poder real, aunque no nominalmente, decidió seguir su antigua sueño de vivir una vida de piedad, lejos de su casa. Roberto era Terciario Franciscano y observó la regla con una constancia y fidelidad digna de un asceta. Se dedicó al cuidado de los enfermos, especialmente de los leprosos, y murió contagiado por esta enfermedad en su retiro de Sant’Arcangelo con 23 años de edad. No ha sido formalmente canonizado pero tiene culto popular.
Eduardo Detkens. Beato. (1885-1942).

Nació en Mokotów (Varsovia) en el seno de una familia de propietarios. Estudió en el seminario de Varsovia y fue ordenado sacerdote en 1913. Su trabajo pastoral lo desarrolló en el campo de las escuelas y en el mundo académico, teniendo sede en la iglesia de Santa Ana, de Varsovia, de la que, en 1934, fue rector. Se licenció en Teología en la universidad de Varsovia.
Arrestado tras comenzar la II Guerra Mundial en 1939, fue encerrado con otros muchos sacerdotes en la cárcel de Pawiak, de la que salió a los 4 meses, pero poco tiempo después, fue arrestado de nuevo y enviado al campo de concentración de Sachsenhausen y luego al de Dachau. Calificado como inválido para el trabajo, fue llevado a Linz, Austria, y asesinado en la cámara de gas.
Apóstol de la juventud, promotor de la pedagogía cristiana y cultivador de la cultura católica, fue un hombre de oración, abierto de carácter y sembrador de alegría, siempre confiado en Dios. Fue beatificado el 13 de octubre de 1999 por el papa Juan Pablo II.
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