Martirologio Romano: En el lugar de Bellreguart, de nuevo en la región valenciana, beato Alfredo Pellicer Muñoz, religioso de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que, en la persecución, la fe en Cristo lo confirmó hasta alcanzar la palma de la victoria.
Nació en Bellreguart, provincia Valencia, y lo bautizaron imponiéndole el nombre de Jaime. Aprendió las primeras letras en las escuelas nacionales de su pueblo, hasta que, a los once años, ingresó en el Seminario menor franciscano de Benissa (Alicante), donde cursó los estudios del bachillerato.
A los 16 años marchó al monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet-Valencia), donde tomó el hábito franciscano en 1930, cambiando el nombre de pila por el de Alfredo. Pasó luego al convento-colegio de Onteniente, también casa de formación franciscana, y allí estudió la Filosofía y un curso de Teología, haciendo la Profesión solemne en la fecha ya crítica del 5 de julio de 1936.
Dada su corta edad (22 años en el momento de dar la vida) y su condición de estudiante, fray Alfredo no pudo ser conocido sino por sus familiares y sus hermanos en religión, particularmente sus condiscípulos. Estos testigos recuerdan que era de carácter alegre, simpático, cordial y festivo, optimista y buen compañero, respetuoso con los demás. Se distinguió por la firmeza en la fe y en su vocación franciscana.
Cuando estalló la guerra civil española y se agravó la persecución religiosa el 18 de julio de 1936, fray Alfredo Pellicer se encontraba en el convento-colegio de Onteniente. Tres días después los religiosos de esta comunidad se vieron forzados a dispersarse. Fray Alfredo, estudiante de Teología, que acababa de hacer la profesión solemne, se refugió en casa de sus padres en Bellreguart, donde vivió algún tiempo con relativa tranquilidad. Los suyos le propusieron estudiar Magisterio, pero Fr. Alfredo rechazó esta propuesta, porque deseaba perseverar en su vocación franciscana.
El día 4 de octubre de ese año de 1936 fue detenido y asesinado. Fue conducido, después de la detención, al Comité; allí le hicieron halagüeñas proposiciones si renegaba de la fe, lo que fray Alfredo rechazó siempre con firmeza.
La consumación del martirio tuvo lugar el mismo día 4 de octubre de 1936, hacia las tres de la tarde, en el lugar llamado “La Pedrera”, a unos tres kilómetros de Gandía, en dirección a Valencia, cuando tenía 22 años de edad, 6 de hábito franciscano y tan sólo tres meses de profesión solemne. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
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