Martirologio Romano: En el territorio de Túsculo (hoy Frascati), san Nilo el Joven, abad, oriundo de Grecia, conversador espiritual, cultivador de la vida de abstinencia, humildad y peregrinación, y esclarecido en don de profecía y sabia doctrina, que fundó un célebre monasterio en Grotaferrata, dotándolo de la reglamentación de los Padres Orientales, y allí, nonagenario y en oración, entregó su espíritu a Dios.

El emir árabe de Sicilia se confesó su admirador. Alrededor del año 981, las incursiones de los sarracenos en el sur de Italia obligaron a huir a san Nilo quien, junto con muchos de sus monjes y otros religiosos, representantes del monaquismo oriental, se acogió a la hospitalidad de la abadía de Montecasino, el centro del monaquismo occidental. Ahí fue recibido "como si San Antonio hubiese llegado de Alejandría o si el propio San Benito regresase del mundo de los muertos" y, luego de vivir durante algún tiempo en la abadía y de celebrar los oficios griegos en su iglesia, Aligerno, el abad benedictino, cedió para los fugitivos el monasterio de Vallelucio. Ahí permanecieron los monjes de San Nilo quince años, hasta que se trasladaron a una nueva casa en Serperi, cerca de Gaeta.
En el año 998, el emperador Otón III viajó a Roma con el propósito de expulsar a Filagatos, el obispo de Piacenza, a quien el senador Crescencio había instalado corno antipapa, en contra de Gregorio V. En aquella ocasión, el abad Nilo se presentó ante el Papa y el emperador para suplicarles que tratasen con benignidad al antipapa. Filagatos ("Juan XVI") era calabrés como el abad, y éste se había esforzado en vano por disuadir al otro del cisma y la traición. Las peticiones de Nilo fueron escuchadas con respeto, pero a fin de cuentas, no lograron modificar para nada la terrible crueldad con que fue tratado el anciano antipapa. Nilo protestó enérgicamente en contra de las injurias cometidas en la persona de Filagatos y, cuando el emperador envió a un alto prelado para darle explicaciones, el abad fingió estar dormido a fin de no recibir al enviado y evitarse discusiones.
En el año de 1004 o de 1005, Nilo emprendió un viaje para visitar un monasterio al sur de Tusculum y, durante la jornada, cayó enfermo y debió quedarse en las colinas albanas. Ahí tuvo una visión de Nuestra Señora, quien le manifestó su deseo de que en aquel sitio estableciese una abadía para sus monjes. El abad se puso inmediatamente en movimiento: obtuvo del conde Gregorio de Tusculum una parcela de tierra en las estribaciones del Monte Cavo y mandó llamar a los miembros de su comunidad para instalarse en aquel sitio. Pero antes de iniciarse los trabajos, murió el anciano abad. La obra fue realizada por sus sucesores, especialmente por el beato Bartolomé “el Joven”. El monasterio de Grottaferrata, del cual se considera a san Nilo como primer abad y fundador, existe desde entonces en aquel lugar, habitado por monjes italo-griegos que han mantenido la liturgia y las modalidades bizantinas, a pocos kilómetros de distancia del mundo latino y católico.
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