Zacarías. s. VI. a. C. (Antiguo Testamento).

Nació en el seno de una humilde familia sacerdotal. Hijo de Baraquías, hijo de Iddo (Za 1, 1.7: 7, 1.8). Compañero del profeta Ageo, ambos profetizaron durante el reinado del rey Darío y exhortaron al pueblo a la reconstrucción del templo y sostuvieron al gobernador Zorobabel, en la reconstrucción del entramado social de Judá, y al sacerdote Josué en la recuperación del templo y su culto. Exiliado en Babilonia. Tiene profecías mesiánicas, presentando al Mesías humilde y montado en un asno (Za 9,9); que fue vendido por 30 monedas de plata (Za 11, 12), sin olvidar que fue traspasado con una lanza (Za 12, 10). Este libro fue muy leído por las primeras comunidades cristianas.
San Onesíforo. M. c. 81.

Mártir junto con Porfirio. Onesíforo atendió a san Pablo cuando hizo escala en Éfeso; luego en Roma donde exploró toda la ciudad para encontrar al apóstol encarcelado: "muchas veces me ha aliviado y no se avergonzó de mis cadenas" (2Tm 1, 16-18).
La tradición dice que acompañó a Pablo a España y después regresó con él a Oriente, donde fue martirizado durante la persecución de Domiciano en algún lugar del Helesponto, junto a Porfirio. Otra tradición le hace obispo de Colofón o de Coroneia. Porfirio será uno de sus siervos que trabajó y murió con él.
Santa Eva de Dreux. s. II - III.
La tradición dice que era una niña muy devota, mártir en Dreux (Francia), durante el dominio de Roma.
San Frontiniano de Alba. M. 311.

Sobre el lugar de su martirio surgió, en el devenir de los siglos, una abadía benedictina que lleva su nombre. Sus reliquias se encuentran en la catedral de Alba. Su festividad se celebra el 23 de Octubre, aniversario de su martirio, el 6 de Septiembre, día en el que aparece en el Acta Santorum, y el 27 de Abril, cuando la diócesis de Alba celebra la traslación de sus reliquias.
San Eleuterio de Spoleto. M. c. 560.

Abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Spoleto. Fue amigo personal del papa san Gregorio Magno, quién nos contó su vida: "Fue de tanta virtud que sus oraciones resucitó a un muerto", y le atribuye también la curación de una enfermedad que él padecía, "que si no comía a cada instante parecía acabárseme la vida". Bastó que el santo abad le bendijera para que san Gregorio no volviese a sentir los efectos de su mal.
Pero sobre todo es citado por una anécdota: ciertas monjas le habían encomendado la custodia de un niño endemoniado y como, después de muchos días, el diablo no se manifestase, parece ser que el abad comentó a sus monjes: "el diablo se burla de estas santas religiosas, pero ahora no se atreve". Al instante, Satanás volvió a apoderarse del niño, y Eleuterio comprendió que en sus palabras había vanagloria. "Reconoció su culpa, lloróla amargamente y pidió a todo el monasterio que se pusiera en oración e hiciese penitencia" y el diablo se marchó. Se trasladó a la abadía romana de san Gregorio donde vivió como simple monje benedictino durante muchos años.
Santa Bega de Cumberland. M. 660.

Joven princesa irlandesa que huyó de la Corte para no casarse con un príncipe noruego. La tradición dice que fue milagrosamente transportada a Cumberland, en Inglaterra. Allí el rey san Oswaldo le aconsejó que viviera en una ermita, y el obispo san Aidán recibió sus votos como monja. Fundó un convento en el promontorio de Saint-Bee's Head que hoy perpetua su memoria, con el nombre de Kilbees en Escocia. Fue abadesa hasta su muerte.
San Humberto de Maroilles. M. c. 680.

Se conserva una carta, fechada en el 675, en la que cede su villa de Mezieres-sur- Oise, a la iglesia de Maroilles. Fue el primer abad benedictino de este monasterio, donde murió. En la diócesis de Cambrai su festividad se celebra el 6 de Septiembre, fecha de la traslación de sus reliquias.
Diego Llorca Llopis. Beato. (1896-1936).

Natural de Oliva, Valencia. La profunda tradición cristiana de su familia le llevó desde niño a manifestar vocación sacerdotal. Estudió en el Seminario de Valencia y fue ordenado en 1925. Fue coadjutor de Setla-Mirarrosa, Miraflor, Denia y Benissa. Sacerdote sencillo y entregado a su ministerio, dejó una estela de bondad en cuantos lo conocieron. Destacó por su dedicación a la enseñanza del catecismo.
Al estallar la revolución es llevado a su casa de Oliva. Delatado, fue detenido el 5 de septiembre y en la madrugada del 5 al 6 fue llevado a Gata de Gorgos, donde fue fusilado. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.
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