San Autónomo de Bitinia. M. c. 300.
Según sus Actas, que no merecen crédito alguno, nació en Italia donde recibió el episcopado, que para huir de la persecución de Diocleciano se refugió en Bitinia, eligiendo como centro de su actividad apostólica una localidad llamada Sorea, que todavía no ha sido identificada, donde convirtió a muchas personas por toda Asia Menor y donde construyó una capilla en honor de San Miguel. Al volver a Sorea de uno de sus viajes, sufrió el martirio, víctima de una muchedumbre de paganos airados por la destrucción de sus dioses por parte de los cristianos. Fue ejecutado al pie del altar donde celebraba la Misa.
Santos Crónidas, Leoncio y Serapión. M. c. 300.
Martirologio Romano: En Alejandría de Egipto, santos Crónidas, Leoncio y Serapión, mártires, que se dice fueron ahogados en el mar por confesar el nombre de Cristo bajo el emperador Maximino.
Mártires junto con Selesio, Valeriano y Estratón; fueron arrojados al mar en Alejandría, durante la persecución de Diocleciano. Crónidas era un anciano diácono, Leoncio y Serapión eran hermanos.
San Albeo de Emly. M. 528.
Martirologio Romano: En Emly, en la provincia de Momonia, en Hibernia, san Albeo, obispo, peregrino y predicador del Evangelio a muchas gentes.
Fundó la diócesis de Emly en Munster en Irlanda, del que fue su primer obispo; fue el apóstol de esta región. Con su ejemplo y celo apostólico consiguió muchas conversiones.
San Poncio. M. 1104.
Poncio o Eboncio era natural de Serrancolin en Comminges (Alto Garona). Se hizo benedictino en Sainte-Foi (Tomiéres). Abad de San Victoriano (Ainsa, Alto Aragón). Fue ordenado obispo de Roda de Isábena, en Aragón, sede que posteriormente trasladó a Barbastro, cuando la ciudad fue reconquistada a los moros. Fue célebre por su desvelo pastoral. No ha sido posible demostrar que se le haya atribuido un culto.
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