4 de septiembre de 2014

MOISÉS. M. c. 1585 a C. (Antiguo Testamento).


Martirologio Romano: Memoria de san Moisés, profeta, a quien Dios eligió para liberar al pueblo oprimido en Egipto y conducirlo a la tierra de promisión. También se le reveló en el monte Sinaí, diciéndole: «Yo soy el que soy», y le propuso la ley para regir la vida del pueblo elegido. Murió lleno de días en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la tierra de promisión.

Nació en esclavitud en Egipto, en el pueblo de Israel. Fue arrojado al Nilo, para salvarle de la persecución faraónica y recogido por la hermana del faraón (Ex 2, 1-10). Muy pronto se reveló como un gran amante de la justicia, salvando a un esclavo hebreo, y para ello mató a su guardián egipcio; tuvo que huir al desierto, y fue acogido por la tribu de Madian, donde se casó con su hija Séfora. Allí descubrió su misión, en la zarza ardiente en el monte Horeb, que Dios le reveló su nombre, y su misión de salvar a los hijos de Israel. (Ex 2 y 3). Hermano de Aarón. Salvó al pueblo judío de la esclavitud. Le fueron entregadas las 12 tablas de la Ley. Todo lo que sabemos de él se encuentra en la Biblia, sobre todo en el Éxodo. Murió en el confín de la Tierra Prometida, y nadie sabe dónde se encuentra su sepulcro. 
La razón teológica por la que Moisés no entró en la Tierra Prometida, no está en su falta de fe en un momento, como ha interpretado la tradición sacerdotal, ya que Dios había perdonado a su pueblo que había tenido muchas más faltas de fe. "La razón es que todos son importantes para Dios, pero nadie es insustituible, ni siquiera Moisés. él había comenzado el gran camino histórico de Israel, otro lo concluirá. Siempre es así" según dice A. Fanuli.
Moisés ha existido realmente, en un espacio y en un tiempo determinados. Pero ante su memoria ha jugado un gran papel la reflexión creyente sobre la presencia de Dios en la historia.

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