Martirologio Romano: En Bilbao, ciudad del País Vasco, en España, beato Francisco Gárate Aranguren, religioso de la Compañía de Jesús, que se santificó practicando la humildad en el ejercicio de portero durante cuarenta y dos años.
Nació en Azpeitia (Guipúzcoa) en el seno de una familia devota y campesina pobre, era todavía niño cuando en la revolución de 1868, vio la expulsión de los jesuitas, aunque el alcalde de Orduña, les ofreció su ayuntamiento y trabajo. Allí, Francisco empezó a conocer la Compañía a la que servió como “criadito”, así decidió su vocación religiosa; trabajó en la enfermería. Ingresó en los jesuitas a los 19 años (1874) en el noviciado de Poyanne, al sureste de Burdeos como hermano coadjutor, y aquí estuvo dos años antes de pronunciar sus votos. Sólo tuvo dos destinos en toda su vida. 1º. En La Guardia (Pontevedra), como enfermero y sacristán durante 11 años. En aquellas agotadoras jornadas de trabajo, conoció la debilidad humana y la fuerza curativa de la ternura y el cariño. 2º. En Deusto, como portero de la universidad durante 41 años y medio. Sólo hizo tres salidas en toda su estancia como portero: tres días a Loyola en 1921; un día a Orduña (Vizcaya) en 1927. Y un día en la enfermería en 1929. Siempre fue hermano coadjutor
En la portería de Deusto se pasó la vida recibiendo a los alumnos y familiares, animando a todos, dando testimonio de fe a todas horas, a pesar de que el rector era una persona excesivamente severa, él supo siempre estar a las alturas de las circunstancias. La mejor escuela del hermano Gárate fueron los Ejercicios de San Ignacio. Estar siempre dispuesto "para venir en perfección en cualquier estado o vida que Dios Nuestro Señor nos diere a elegir... Piense cada uno que tanto aprovechará en todas cosas espirituales, cuanto saliere de su propio amor, querer e interés".
El hermano Gárate fue pura entrega a todos, en todo, día y noche, sin preferencias, como no fueran los pobres. Nunca tuvo tiempo para él, ni "puentes" ni vacaciones. No distinguía entre actividades naturales y sobrenaturales. En todo adoraba a Dios, en todo servía a los hermanos. "Voy, Señor", decía, cuando querían algo de él. Los estudiantes los llamaban "hermano finuras" por su alegría y cordialidad. La sonrisa, la afabilidad, la servicialidad de día y de noche. El padre Arrupe dijo que "la mejor lección impartida en la universidad de Deusto ha sido la que ha dado en la portería el hermano Gárate". El "Decreto" de virtudes heroicas le llama "el santo de la vida ordinaria". Murió de una infección renal, trabajando, en silencio, sin que en ningún momento dejase traslucir los fuertes dolores que padecía. El 6 de octubre de 1985 Juan Pablo II procedió a su solemne beatificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario