19 de agosto de 2015

San CALMINIO. M. c. 690.


Gracias al hagiógrafo del siglo XVII, Tomás de Aquino, conocemos la vida de este santo, pero es una obra que tiene más de literatura que de verdad histórica. 
Se dice que era duque de Aquitania y conde de Auvernia (estos títulos fueron honoríficos pues el ducado y el condado se constituyeron más tarde). Descendiente de una familia de origen romana que se instaló en Clermont. Calminio era un hombre de guerra, pero pronto se decidió a vivir la austeridad de la vida monástica. Fundó tres monasterios en el centro de Francia: la abadía de Velay ("Calminiacum", que más tarde se llamó Saint-Chaffre du Monastier); algunos cenobitas se unieron a él y con ellos pudo fundar este monasterio. Marchó a Roma para obtener la consagración de este monasterio. A su regreso, pasó por la isla de Lerins, junto a su mujer santa Namadia. Admirado por la célebre abadía insular, decidió pararse durante algunos meses. Aquí conoció la regla de san Benito. Al partir, el abad de Lerins le autorizó a llevarse unos 20 monjes para ayudarle en la fundación del monasterio de Mozac. 
Después marchó a la diócesis de Limoges, donde se refugió para vivir una existencia de ermitaño. Cuando decidió regresar a la vida pública, fundo en Limousin (Tulle) su segundo monasterio, que tomó el nombre de Laguenne. El pueblo ya lo definía como “santo”.
 Pero él prefirió establecerse en Auvernia y terminar alli sus días. Mucho antes de su muerte, se instaló en Mozac, lugar propicio para la meditación, tranquilo y rico en agua. Alli fundó la última abadía. Después de la construción del monasterio, dejó de nuevo a sus compañeros y marchó, por última vez, a Roma. Alli se entrevistó con el Papa, que, para enriquecer la abadía, le ofreció una parte del cráneo de san Pedro (de aquí el nombre de San Pedro de Mozac). A su regreso, se acercó a Agen, donde obtuvo una parte del brazo de san Caprasio. El regreso de nuestro santo fue celebrado con gran pompa, los monjes estaban contentos por gozar de las nuevas reliquias e influencia. Poco después Calminio murió en olor de santidad. 

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