Martirologio Romano: Memoria del martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.
La memoria obligatoria del martirio del precursor del Señor se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste (Samaría) donde se veneraba su cabeza ya a mediados del siglo IV.
Tal veneración, perpetuada en el siglo V en Jerusalén, estaba presente, en todas las Iglesias de Oriente, y en Roma, desde el siglo VI, con el título de degollación de San Juan Bautista, o de "passio" del Bautista, como es llamada en los santuarios.
El relato de esta decapitación, realizada en la fortaleza de Maqueronte (mar Muerto), en donde Herodes Agripa se había retirado de vacaciones, se lo hicieron saber a Jesús verbalmente los discípulos del Bautista, entre ellos Juan y Andrés; fue condenado a muerte para saciar el deseo de venganza de Herodías, mujer de Herodes Agripa, tras la danza de Salomé (Mc. 6, 17-19). Según las referencias del Martirologio Romano, tal degollación ocurrió en la proximidad de la Pascua. MEMORIA OBLIGATORIA.
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