Martirologio Romano: En el monasterio de Igny, en Francia, beato Guerrico, abad. Verdadero discípulo de san Bernardo, al no poder dar ejemplo en el trabajo a sus hermanos por la debilidad de su cuerpo, los fortalecía en la humildad y caridad con reiteradas exhortaciones espirituales.

En el 1138, san Bernardo le envió a gobernar la abadía de Igny (Reims), que había fundado el beato Humberto; Guerrico en sus sermones se quejaba de ser un inútil para gobernar, pero todo era fruto de su humildad, ya que resultó un excelente abad, gran director de almas y elocuente maestro espiritual. En el 1149, intervino para que se eligiera a Hugo de Fouilloy, abad de los Canónigos Regulares de San Dionisio de Reims. En el 1150 fundó la abadía de Valroy, en los confines de las diócesis de Reims y Laon. Guerrico fue un prolífico escritor ascético y místico, escribió sermones dedicados a María que han inspirado el libro “Secreto de María”, de san Luis María Grignon de Montfort; algunos de sus escritos se han atribuido a Bernardo; según cuenta la leyenda antes de morir ordenó quemar todos sus escritos, pero uno de sus monjes ya los había copiado.
Era un hombre enfermo y se quejaba de que no podía seguir todos los deberes de la comunidad, pero se consolaba buscando la manera de instruir a sus monjes y de edificarlos con sus sermones. Murió en Igny.
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