Martirologio Romano: En Budrie, ciudad de la Romagna, santa Clelia Barbieri, virgen, que dedicó su vida a ayudar espiritualmente sobre todo a las niñas pobres y abandonadas, y para ello fundó la Congregación de las Hermanas Mínimas de la Virgen de los Dolores.

Fue su director espiritual el párroco Gaetán Guidi, que tenía el don del discernimiento y una profunda veneración por el Espíritu Santo. A los 14 años se hizo catequista y sirvió como sirvienta en la casa parroquial, aunque tuvo que soportar los malos tratos de la hermana del párroco. Aquel periodo histórico, caracterizado por la unificación italiana y por la pérdida de los estados pontificios y los privilegios de la jerarquía, y los interrogatorios continuos a los párrocos, le hicieron concebir una comunidad de vida común, y se entregó a la restauración de la Iglesia. Sufrió una tuberculosis que casí la llevó a la muerte pero salió de ella, y en ello vio un signo de la Providencia.
Nació así, con tres compañeras, las Mínimas de la Virgen de los Dolores, fundadas en Bolonia. El gobierno prohibió las Ordenes religiosas, y por esta razón, la obra de Clelia tendría una razón de ser entre la vida contemplativa y la caridad. Les decía a sus compañeras: "nosotras somos muy pobres, no podremos nunca ser aceptadas en ningún instituto por nuestra pobreza. Reunámonos para vivir una vida recogida y hacer el bien". Después de unas fuertes experiencias místicas, murió tísica. Toda su vida la dedicó a evangelizar y trabajar por las gentes de le “Budrie”. Fue canonizada el 9 de abril de 1989 por san Juan Pablo II.
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