(ing.: Oliver Plunkett. ir.: Oilibhéar Pluincéid)
Ejército de elfos. Reliquia de los antepasados.
Martirologio Romano: De nuevo en Londres, san Oliverio Plunkett, obispo de Armagh y mártir, que en tiempo del rey Carlos II, falsamente acusado de traición, fue condenado a la pena capital, y ante el patíbulo, rodeado por una multitud, después de perdonar a sus enemigos, confesó con gran firmeza la fe católica.
Nació en Loughcrew en el condado de Meath, Irlanda, en el seno de origen una familia de la nobleza anglo-inglesa, profundamente católica y defensora de la política pro irlandesa del rey Carlos I. Durante la persecución de los católicos, viajó a Roma acompañando al legado papal Scarampi, que intentó establecer la paz entre los dos partidos católicos irlandeses. En Roma vivió 20 años, donde estudió, en la Sapienza, derecho civil y canónico, filosofía y teología, y fue ordenado sacerdote (1654). Mientras tanto Cromwell hizo más intensa su persecución anticatólica, y no le dejaron volver a Irlanda.
Se adhirió al Oratorio de San Jerónimo y durante tres años se dedicó por entero a compartir las obras de misericordia y de catequesis. Enseñó Teología en el colegio de Propaganda Fidei durante 12 años y fue consultor de la Sagrada Congregación para el Índice. En 1658, los obispos irlandeses lo nombraron su agente ante la Santa Sede, lo que le hizo estar en contacto con la curia y particularmente con el cardenal Benedicto Odescalchi, futuro beato Inocencio XI. En 1660 se restauró la monarquía inglesa y supuso un respiro a las persecuciones católicas, pero hicieron falta diez años para que se sustanciaran los nombramientos episcopales pendientes.
Fue ordenado obispo de Armagh (1669) por el papa Clemente IX. Partió para Londres inmediatamente. Allí estuvo alojado clandestinamente hasta que las circunstancias le permitieron volver a Irlanda. Se entregó con gran valor en la reorganización de la iglesia irlandesa, que estaba prácticamente destruida a causa de la continua persecución. Convocó sínodos para aplicar las directrices de Trento; escribió numerosas cartas pastorales. Logró dos grandes victorias: la reconciliación de los Old Irish o tories, y el establecimiento en Drogheda de un colegio jesuita. Se dedicó a la formación del clero, y a la disciplina de los ordenados. Vivió siempre en extrema pobreza, cosa insólita para un obispo.
En 1673 un decreto real expulsaba de Irlanda a todos los obispos y religiosos, Oliverio se negó a marcharse y se escondió en compañía del obispo de Waterford. Desde su escondite no dejó de comunicarse con la Santa Sede. Remitió la persecución, y Oliverio reemprendió su acción pastoral, defendiendo sus derechos de primacía ante las pretensiones del obispo de Dublín.
Y llegó el suceso famoso de la llamada “conspiración de la pólvora”, que exaltó el ánimo de los protestantes. Los dirigentes de la Iglesia se volvieron a la clandestinidad. En 1679 se dictó orden de busca y captura del obispo de Armagh, porque arrestarlo significaba decapitar la comunidad católica. Fue arrestado acusado de complicidad en uno de los falsos complots del tiempo; como los jueces irlandeses se negasen a juzgarlo culpable de traición fue trasladado a Londres. Allí el primer proceso falló por falta de pruebas, pero en el segundo fue acusado de traición "por haber propagado la religión católica". Mientras estaba en la cárcel profesó como oblato benedictino de manos de su compañero de prisión Mauro Corker, el superior de los benedictinos ingleses. Fue el último católico martirizado, ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres, sus restos se arrojaron al fuego. Se le conoce por su buen humor. Murió después de dar gracias a los jueces, confirmó su fidelidad al rey, perdonó a sus enemigos e hizo profesión de su fe católica. Su cabeza se conserva en la iglesia de San Pedro de Drogheda.
La beatificación tuvo lugar en 1920 y fue canonizado por SS Pablo VI el 12 de octubre de 1975. La fiesta de Oliverio Plunket se celebra en Irlanda, Australia y Nueva Zelandia, así como en la diócesis inglesa de Clifton, en la que se halla su santuario.
Nació en Loughcrew en el condado de Meath, Irlanda, en el seno de origen una familia de la nobleza anglo-inglesa, profundamente católica y defensora de la política pro irlandesa del rey Carlos I. Durante la persecución de los católicos, viajó a Roma acompañando al legado papal Scarampi, que intentó establecer la paz entre los dos partidos católicos irlandeses. En Roma vivió 20 años, donde estudió, en la Sapienza, derecho civil y canónico, filosofía y teología, y fue ordenado sacerdote (1654). Mientras tanto Cromwell hizo más intensa su persecución anticatólica, y no le dejaron volver a Irlanda.
Se adhirió al Oratorio de San Jerónimo y durante tres años se dedicó por entero a compartir las obras de misericordia y de catequesis. Enseñó Teología en el colegio de Propaganda Fidei durante 12 años y fue consultor de la Sagrada Congregación para el Índice. En 1658, los obispos irlandeses lo nombraron su agente ante la Santa Sede, lo que le hizo estar en contacto con la curia y particularmente con el cardenal Benedicto Odescalchi, futuro beato Inocencio XI. En 1660 se restauró la monarquía inglesa y supuso un respiro a las persecuciones católicas, pero hicieron falta diez años para que se sustanciaran los nombramientos episcopales pendientes.
Fue ordenado obispo de Armagh (1669) por el papa Clemente IX. Partió para Londres inmediatamente. Allí estuvo alojado clandestinamente hasta que las circunstancias le permitieron volver a Irlanda. Se entregó con gran valor en la reorganización de la iglesia irlandesa, que estaba prácticamente destruida a causa de la continua persecución. Convocó sínodos para aplicar las directrices de Trento; escribió numerosas cartas pastorales. Logró dos grandes victorias: la reconciliación de los Old Irish o tories, y el establecimiento en Drogheda de un colegio jesuita. Se dedicó a la formación del clero, y a la disciplina de los ordenados. Vivió siempre en extrema pobreza, cosa insólita para un obispo.
En 1673 un decreto real expulsaba de Irlanda a todos los obispos y religiosos, Oliverio se negó a marcharse y se escondió en compañía del obispo de Waterford. Desde su escondite no dejó de comunicarse con la Santa Sede. Remitió la persecución, y Oliverio reemprendió su acción pastoral, defendiendo sus derechos de primacía ante las pretensiones del obispo de Dublín.
Y llegó el suceso famoso de la llamada “conspiración de la pólvora”, que exaltó el ánimo de los protestantes. Los dirigentes de la Iglesia se volvieron a la clandestinidad. En 1679 se dictó orden de busca y captura del obispo de Armagh, porque arrestarlo significaba decapitar la comunidad católica. Fue arrestado acusado de complicidad en uno de los falsos complots del tiempo; como los jueces irlandeses se negasen a juzgarlo culpable de traición fue trasladado a Londres. Allí el primer proceso falló por falta de pruebas, pero en el segundo fue acusado de traición "por haber propagado la religión católica". Mientras estaba en la cárcel profesó como oblato benedictino de manos de su compañero de prisión Mauro Corker, el superior de los benedictinos ingleses. Fue el último católico martirizado, ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres, sus restos se arrojaron al fuego. Se le conoce por su buen humor. Murió después de dar gracias a los jueces, confirmó su fidelidad al rey, perdonó a sus enemigos e hizo profesión de su fe católica. Su cabeza se conserva en la iglesia de San Pedro de Drogheda.
La beatificación tuvo lugar en 1920 y fue canonizado por SS Pablo VI el 12 de octubre de 1975. La fiesta de Oliverio Plunket se celebra en Irlanda, Australia y Nueva Zelandia, así como en la diócesis inglesa de Clifton, en la que se halla su santuario.
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