Martirologio Romano: Conmemoración de san Elías Tesbita, profeta del Señor en tiempo de Ajab y Ococías, reyes de Israel, que defendió los derechos del único Dios ante el pueblo infiel a su Señor, con tal valor que prefiguró no sólo a Juan Bautista sino al mismo Cristo. No dejó oráculos escritos, pero se le ha recordado siempre fielmente, sobre todo en el Monte Carmelo.
Se dice que nació en el 980 a.C. en Tebas, Palestina. "Interprete de la voluntad de Dios, instrumento de milagros, juez y reformador de su pueblo, maestro de la soledad". "Vive el Señor en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re 17,1). "Me abraso de celo por el Señor Dios de los ejércitos" (1 Re 19,10). En estas frases del Profeta se encuentra sintetizada toda su vida.
Tres cosas importantes se cuentan de su historia:
1. Aquella competición que tuvo con los profetas del dios Baal. Les retó a que, a base de oraciones, bajara fuego del cielo que quemara las víctimas del sacrificio.
2. Por su oración, Dios puso fin a una sequía que asolaba a todo el pueblo.
3. Perseguido por los enemigos, se refugió en el monte Horeb, y allí fue alimentado por un ángel.
Delante de su discípulo Eliseo, un carro de fuego lo arrebató de la tierra y lo llevó al cielo (Re 2, 1, 11-13). Todos estos hechos nos unen a judíos, musulmanes (le llaman "Nabí el Khader") y cristianos.
Aparece en la Transfiguración de Cristo junto con Moisés en el monte Tabor. En el Corán se lee: "Elías estuvo entre los enviados, cuando dijo a su gente: ¿No seréis piadosos? ¿Rogaréis a Baal, y abandonaréis al mejor de los creadores, a Dios, vuestro Señor, Señor de vuestros primeros padres? Paz sobre Elías". Los carmelitas lo tienen como su fundador originario, ya que fue modelo para su vida monacal.
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