Martirologio Romano: En el cenobio de Garsten, en Estiria, beato Bertoldo, abad, que estuvo siempre dispuesto a aconsejar a quienes se lo pedían y a favorecer a los necesitados que acudían a él.

En 1111, Wirnt fue enviado a dirigir un monasterio en Baviera y Bertoldo le sucedió como abad de la abadía de Garsten. Con pocos medios aumentó las propiedades del monasterio, gracias a las donaciones de personas privadas y del emperador Corrado III, de los beneficios obtenidos construyo una hostería para los huéspedes y fundó un hospicio para pobres. Bajo su dirección se cultivó de forma especial el culto divino, y la abadía fue un centro de atracción; austero en la vida, dio ejemplo de oración; gozó de una gran reputación como confesor, y cosa insólita para aquellos tiempos, enseñó a los monjes y laicos la práctica de la confesión frecuente, él mismo pasaba varias horas en el confesionarios, y el emperador Corrado III fue su penitente. Tuvo el don de profecía y un gran poder taumatúrgico y a veces multiplicó los recursos de la abadía.
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