Pequeña.
Martirologio Romano: En Roma, santa Paula Frassinetti, virgen, quien, en medio de grandes dificultades, fundó la Congregación de Hermanas de Santa Dorotea, para la formación cristiana de las jóvenes. Se distinguió por su fortaleza de ánimo, por su gran delicadeza en el obrar y por la energía con que dirigió su Instituto.
Nació en Génova, en el seno de una familia de la burguesía media. A los 12 años se queda huérfana de madre, y tuvo que cuidar de sus cuatro hermanos, que fueron todos sacerdotes. Ella también sintió la llamada a la vida religiosa, sin embargo el padre no compartió esta idea, así que Paula vivió estos años como años de "obediencia, esperanza y oración". En Quinto, donde uno de sus hermanos era párroco, fundó la asociación de Hijas de Santa Fe, para la educación de niñas, allí pronto las jóvenes se reunieron con ella y algunas sintieron su misma vocación: la vida religiosa entregada a la enseñanza de los más pobres. A instancias del sacerdote, don Luca Passi, fundador de una naciente obra llamada "Pía Obra de Santa Dorotea", se hizo cargo de esta nueva fundación. A pesar de las contradicciones y persecuciones que sufrió fundó la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea, para la educación de las jóvenes, en los alrededores de Génova (1834); esta Congregación tiene la particularidad de que las religiosas no tuvieran que llevar dote, como era el uso de entonces, al ingresar en la vida religiosa.
En 1841, ya asentadas en Liguria los diversos institutos fundados por ella, Paula partió para Roma con dos hermanas. Aquí, en absoluta pobreza, en un agujero oscuro sobre los establos del príncipe Torlonia, inició su obra de educar a los numerosos desheredados de la ciudad eterna. Aquí el impacto fue duro y doloroso por las incomprensiones que recibió de algunos de revolucionar la vida religiosa. Obtuvo el apoyo de los papas Gregorio XVI y el beato Pío IX, que la animaron a reformar otras casas religiosas en franca decadencia. Con los disturbios de 1848, Paula no interrumpió su actividad, a pesar de que le clausuraron sus casas y dispersaron a las hermanas. Durante la batalla del Gianicolo, permaneció en su casa de San Onofrio en primera línea, repartiendo agua a los enemigos garibaldinos.
En los decenios siguientes, como la unidad de Italia y la toma de Roma y la supresión de las ordenes religiosas, hizo difícil la vida de las Doroteas, pero Paula siguió adelante, logrando superar la crisis y se adaptó al nuevo sistema liberal. San Juan Bosco, admiró a las Doroteas y parece que después de una visita dijo a las monjas: "hijitas mías, la corona de los méritos de vuestra Madre se ha cumplido" y poco tiempo después, Paula murió sin ver sus constituciones aprobadas, que lo fueron en 1889 por León XIII.
Paula había dicho: "La vida es como un bonito bordado que se está cumpliendo, del cual nosotros no vemos que el revés, y esto todos los hilos que se entrecruzan confusamente no nos dejan ver la belleza del dibujo. Pero Dios ve el derecho, y armoniza maravillosamente todos los colores, de modo que esto que nos parece un guirigay, forma por el contrario un trabajo de paraíso".
Se afirma que santa Paula tenía un maravilloso poder para leer en los pensamientos y una gran sabiduría sobre los secretos del corazón humano. Tras una serie de ataques y agotada por el incesante trabajo, murió tranquilamente en el Señor, el 11 de junio de 1882. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 1984.
Nació en Génova, en el seno de una familia de la burguesía media. A los 12 años se queda huérfana de madre, y tuvo que cuidar de sus cuatro hermanos, que fueron todos sacerdotes. Ella también sintió la llamada a la vida religiosa, sin embargo el padre no compartió esta idea, así que Paula vivió estos años como años de "obediencia, esperanza y oración". En Quinto, donde uno de sus hermanos era párroco, fundó la asociación de Hijas de Santa Fe, para la educación de niñas, allí pronto las jóvenes se reunieron con ella y algunas sintieron su misma vocación: la vida religiosa entregada a la enseñanza de los más pobres. A instancias del sacerdote, don Luca Passi, fundador de una naciente obra llamada "Pía Obra de Santa Dorotea", se hizo cargo de esta nueva fundación. A pesar de las contradicciones y persecuciones que sufrió fundó la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea, para la educación de las jóvenes, en los alrededores de Génova (1834); esta Congregación tiene la particularidad de que las religiosas no tuvieran que llevar dote, como era el uso de entonces, al ingresar en la vida religiosa.
En 1841, ya asentadas en Liguria los diversos institutos fundados por ella, Paula partió para Roma con dos hermanas. Aquí, en absoluta pobreza, en un agujero oscuro sobre los establos del príncipe Torlonia, inició su obra de educar a los numerosos desheredados de la ciudad eterna. Aquí el impacto fue duro y doloroso por las incomprensiones que recibió de algunos de revolucionar la vida religiosa. Obtuvo el apoyo de los papas Gregorio XVI y el beato Pío IX, que la animaron a reformar otras casas religiosas en franca decadencia. Con los disturbios de 1848, Paula no interrumpió su actividad, a pesar de que le clausuraron sus casas y dispersaron a las hermanas. Durante la batalla del Gianicolo, permaneció en su casa de San Onofrio en primera línea, repartiendo agua a los enemigos garibaldinos.
En los decenios siguientes, como la unidad de Italia y la toma de Roma y la supresión de las ordenes religiosas, hizo difícil la vida de las Doroteas, pero Paula siguió adelante, logrando superar la crisis y se adaptó al nuevo sistema liberal. San Juan Bosco, admiró a las Doroteas y parece que después de una visita dijo a las monjas: "hijitas mías, la corona de los méritos de vuestra Madre se ha cumplido" y poco tiempo después, Paula murió sin ver sus constituciones aprobadas, que lo fueron en 1889 por León XIII.
Paula había dicho: "La vida es como un bonito bordado que se está cumpliendo, del cual nosotros no vemos que el revés, y esto todos los hilos que se entrecruzan confusamente no nos dejan ver la belleza del dibujo. Pero Dios ve el derecho, y armoniza maravillosamente todos los colores, de modo que esto que nos parece un guirigay, forma por el contrario un trabajo de paraíso".
Se afirma que santa Paula tenía un maravilloso poder para leer en los pensamientos y una gran sabiduría sobre los secretos del corazón humano. Tras una serie de ataques y agotada por el incesante trabajo, murió tranquilamente en el Señor, el 11 de junio de 1882. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de 1984.
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