(Teobaldo de Alba).
Príncipe del pueblo; pueblo valiente.
Martirologio Romano: En la ciudad de Alba, en el Piamonte, san Teobaldo, que por amor a la pobreza dio todo su dinero para socorrer a una viuda y, trabajando como mozo de cuerda, por humildad llevó las cargas de los demás.
Nació en Vicoforte, actualmente Vico, en la provincia de Asti, en el seno de una familia de la pequeña nobleza local. Parece que cuando contaba 12 años, se quedó huérfano, dejó Vico y se trasladó a Alba donde se ocupó del taller de un zapatero para aprender el oficio, se estableció con la familia de su patrón para vivir una vida humilde entre los pobres. Después de la muerte de su benefactor, que había esperado verlo casado con su hija Virida, Teobaldo dejó Alba no sin procurar medios necesarios para vivir a la familia con la que había vivido durante casi diez años. Peregrinó a Santiago de Compostela, mendigando de puerta en puerta.
Regresó a Alba y eligió el oficio de barrendero, considerado el oficio más humilde y lo poco que ganaba se lo daba a los más pobres que él. Arrepentido por reaccionar indignado ante una ofensa recibida, quiso expiar su mal humor durante toda su vida, por ello se fue a dormir sobre la escalinata de la iglesia de San Lorenzo donde sirvió como sacristán en las horas libres que le dejaba su trabajo de mozo.
Una noche que había ido a visitar a la viuda del zapatero, tuvo un fuerte dolor que le llevó a la muerte. Según sus deseos fue sepultado en el espacio comprendido entre las dos iglesias de San Lorenzo y San Silvestre. Su tumba fue meta de peregrinaje y de varios milagros, pero con el transcurrir del tiempo fue olvidada.
Pero en 1429 fue descubierta por inspiración por el obispo de Alba, Alerino dei Rembaudi y en 1841, su culto fue reconocido oficialmente por la Santa Sede, siendo pontífice Gregorio XVI.
Nació en Vicoforte, actualmente Vico, en la provincia de Asti, en el seno de una familia de la pequeña nobleza local. Parece que cuando contaba 12 años, se quedó huérfano, dejó Vico y se trasladó a Alba donde se ocupó del taller de un zapatero para aprender el oficio, se estableció con la familia de su patrón para vivir una vida humilde entre los pobres. Después de la muerte de su benefactor, que había esperado verlo casado con su hija Virida, Teobaldo dejó Alba no sin procurar medios necesarios para vivir a la familia con la que había vivido durante casi diez años. Peregrinó a Santiago de Compostela, mendigando de puerta en puerta.
Regresó a Alba y eligió el oficio de barrendero, considerado el oficio más humilde y lo poco que ganaba se lo daba a los más pobres que él. Arrepentido por reaccionar indignado ante una ofensa recibida, quiso expiar su mal humor durante toda su vida, por ello se fue a dormir sobre la escalinata de la iglesia de San Lorenzo donde sirvió como sacristán en las horas libres que le dejaba su trabajo de mozo.
Una noche que había ido a visitar a la viuda del zapatero, tuvo un fuerte dolor que le llevó a la muerte. Según sus deseos fue sepultado en el espacio comprendido entre las dos iglesias de San Lorenzo y San Silvestre. Su tumba fue meta de peregrinaje y de varios milagros, pero con el transcurrir del tiempo fue olvidada.
Pero en 1429 fue descubierta por inspiración por el obispo de Alba, Alerino dei Rembaudi y en 1841, su culto fue reconocido oficialmente por la Santa Sede, siendo pontífice Gregorio XVI.
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