Sol. Fuerte, destruir.
Martirologio Romano: En Constantinopla, san Sansón, presbítero, que, refugio de los pobres, logró que edificase un hospital el emperador Justiniano, a quien había curado de una enfermedad.
Nació en Roma de una familia noble, casi de rango imperial. Desde joven soñó con hacer los estudios de medicina con la finalidad de ayudar de forma gratuita a los pobres y abandonados. Cuando murieron sus padres, le vino un período de larga y profunda reflexión.
Después de este tiempo, optó por hacer algo nuevo. Vendió todo lo que tenían los padres y se lo dio todo, absolutamente todo, a los más pobres. Sin un céntimo, se largó lejos, a Constantinopla. Siguió con el mismo trabajo: cuidar a los enfermos sin cobrar nada.
En el 532, como consecuencia de un motín, se declaró un incendio y quemó su pobre alojamiento. Se libró de milagro.
Mientras tanto, el patriarca de la ciudad había oído hablar muy bien de él. Tras varias conversaciones en la más estricta intimidad, el patriarca le sugirió la idea de por qué no se ordenaba de sacerdote. Tenía entonces 30 años. Efectivamente, fue ordenado de sacerdote, y desde ahora, se dedicó a curar los cuerpos y las almas de los enfermos sin recursos económicos.
El emperador Justianiano cayó gravemente enfermo. Mandó que fuera a verlo Sansón. Lo curó en seguida. Le pidió en recompensa que edificara un hospital para los pobres y enfermos. Los médicos bizantinos lo reconocen como a su patrono.
Nació en Roma de una familia noble, casi de rango imperial. Desde joven soñó con hacer los estudios de medicina con la finalidad de ayudar de forma gratuita a los pobres y abandonados. Cuando murieron sus padres, le vino un período de larga y profunda reflexión.
Después de este tiempo, optó por hacer algo nuevo. Vendió todo lo que tenían los padres y se lo dio todo, absolutamente todo, a los más pobres. Sin un céntimo, se largó lejos, a Constantinopla. Siguió con el mismo trabajo: cuidar a los enfermos sin cobrar nada.
En el 532, como consecuencia de un motín, se declaró un incendio y quemó su pobre alojamiento. Se libró de milagro.
Mientras tanto, el patriarca de la ciudad había oído hablar muy bien de él. Tras varias conversaciones en la más estricta intimidad, el patriarca le sugirió la idea de por qué no se ordenaba de sacerdote. Tenía entonces 30 años. Efectivamente, fue ordenado de sacerdote, y desde ahora, se dedicó a curar los cuerpos y las almas de los enfermos sin recursos económicos.
El emperador Justianiano cayó gravemente enfermo. Mandó que fuera a verlo Sansón. Lo curó en seguida. Le pidió en recompensa que edificara un hospital para los pobres y enfermos. Los médicos bizantinos lo reconocen como a su patrono.
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