Que habla bien.
Martirologio Romano: En Alejandría de Egipto, san Eulogio, obispo, célebre por su doctrina, al que el papa san Gregorio I Magno escribió varias cartas, diciendo de él: «no está lejos de mí el que está unido a mí».
Sirio de nacimiento, fue monje en su juventud; en el 579 fue nombrado patriarca de Alejandría (580-607). Fue un gran amigo de san Gregorio Magno al que escribió varias cartas del que dijo: “No está lejos de mí el que está unido a mí”. Recibió de este Papa muchas expresiones lisonjeras de estima y admiración.
Eulogio refutó a los novacianos, de cuya antigua secta todavía existían algunas comunidades en su diócesis, y reivindicó la unión hipostática de las dos naturalezas de Cristo, contra ambos Nestorio y Eutiques. Baronio dice que el papa san Gregorio I deseaba que Eulogio le sobreviviera, reconociendo en él la voz de la verdad. Ha sido correctamente dicho que él le devolvió a la Iglesia de Alejandría durante un breve período de tiempo aquella vida y vigor juvenil característico sólo de aquellas iglesias que se mantenían cercanamente unidas a Roma. Además de dichas obras y un comentario contra las varias sectas de los monofisitas (severinos, teodosianos, cainitas, acéfalos) él dejó once discursos en defensa del papa san León I Magno y el Concilio de Calcedonia, también una obra contra los agnoetas, la cual sometió a san Gregorio antes de publicarla, y éste, después de algunas observaciones, la autorizó sin cambiarle nada. Todos los escritos de Eulogio han desaparecido, excepto una homilía y unos pocos fragmentos.
Sirio de nacimiento, fue monje en su juventud; en el 579 fue nombrado patriarca de Alejandría (580-607). Fue un gran amigo de san Gregorio Magno al que escribió varias cartas del que dijo: “No está lejos de mí el que está unido a mí”. Recibió de este Papa muchas expresiones lisonjeras de estima y admiración.
Eulogio refutó a los novacianos, de cuya antigua secta todavía existían algunas comunidades en su diócesis, y reivindicó la unión hipostática de las dos naturalezas de Cristo, contra ambos Nestorio y Eutiques. Baronio dice que el papa san Gregorio I deseaba que Eulogio le sobreviviera, reconociendo en él la voz de la verdad. Ha sido correctamente dicho que él le devolvió a la Iglesia de Alejandría durante un breve período de tiempo aquella vida y vigor juvenil característico sólo de aquellas iglesias que se mantenían cercanamente unidas a Roma. Además de dichas obras y un comentario contra las varias sectas de los monofisitas (severinos, teodosianos, cainitas, acéfalos) él dejó once discursos en defensa del papa san León I Magno y el Concilio de Calcedonia, también una obra contra los agnoetas, la cual sometió a san Gregorio antes de publicarla, y éste, después de algunas observaciones, la autorizó sin cambiarle nada. Todos los escritos de Eulogio han desaparecido, excepto una homilía y unos pocos fragmentos.
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