(Gerardo de Fontaines. fr.: Gérard de Clairvaux).
Audaz con su lanza; guardián valiente.
Martirologio Romano: En el monasterio de Claraval, en Borgoña, beato Gerardo, monje, hermano de san Bernardo, que, doctrinalmente preparado, demostró una especial prudencia y acertado criterio en el campo de la espiritualidad.
Nació en el castillo de Fontaines. Hermano de san Bernardo de Claraval y de la beata Hombelina y recibió su primera formación de su madre Alicia. Como hombre extrovertido, prefirió la carrera militar, y fue soldado, al servicio de su pariente el duque de Borgoña y al ser herido gravemente en el asedio de Grancy y luego prisionero durante un largo periodo de tiempo, decidió hacerse cisterciense, tal como le había predicho su hermano san Bernardo, ante su primera negativa de ingresar en el Cister.
De él dijo Bernardo: "No fue grande solamente en las grandes circunstancias, sino que fue en las pequeñas donde él se reveló grande". Fue administrador del convento de Claraval; dio pruebas de eficencia en el gobierno de los asuntos domésticos. Se cuenta que era muy hábil en los trabajos manuales, tanto que los albañiles, herreros, zapateros, tejedores le pedían consejo e instrucciones. A pesar de ser analfabeto tuvo gran agudeza y discernimiento de espíritus. Fue el amigo de confianza de su hermano que lo lloró en su muerte.
En 1137, cuando iba en peregrinación a Roma, cayó enfermo en Viterbo, y estuvo a punto de morir, pero se repuso, gracias a las oraciones de su hermano Bernard y regresó a Claraval, donde murió al año siguiente.
Nació en el castillo de Fontaines. Hermano de san Bernardo de Claraval y de la beata Hombelina y recibió su primera formación de su madre Alicia. Como hombre extrovertido, prefirió la carrera militar, y fue soldado, al servicio de su pariente el duque de Borgoña y al ser herido gravemente en el asedio de Grancy y luego prisionero durante un largo periodo de tiempo, decidió hacerse cisterciense, tal como le había predicho su hermano san Bernardo, ante su primera negativa de ingresar en el Cister.
De él dijo Bernardo: "No fue grande solamente en las grandes circunstancias, sino que fue en las pequeñas donde él se reveló grande". Fue administrador del convento de Claraval; dio pruebas de eficencia en el gobierno de los asuntos domésticos. Se cuenta que era muy hábil en los trabajos manuales, tanto que los albañiles, herreros, zapateros, tejedores le pedían consejo e instrucciones. A pesar de ser analfabeto tuvo gran agudeza y discernimiento de espíritus. Fue el amigo de confianza de su hermano que lo lloró en su muerte.
En 1137, cuando iba en peregrinación a Roma, cayó enfermo en Viterbo, y estuvo a punto de morir, pero se repuso, gracias a las oraciones de su hermano Bernard y regresó a Claraval, donde murió al año siguiente.
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