(it.: Rita da Cascia).
Perla.
Se llamaba Margarita y había nacido en el castillo de Roccaporena, Spoleto (Umbría); sus padres eran ya mayores cuando ella nació. Desde su adolescencia quiso ser monja, pero para no contrariar a sus padres aceptó casarse (c. 1395), uniéndose a un hombre brutal y descreído de nombre Paolo Ferdinando, a cuyo lado, durante 18 años, fue modelo de paciencia y de bondad, educando cristianamente a sus dos hijos, que se parecían a su padre, en su castillo de Rocca-Porena. El marido la maltrató durisimamente.
Consiguió la conversión de su marido que murió asesinado, como consecuencia de su antigua vida. Parecía que su existencia había encontrado la serenidad, pero aparecieron nuevos dramas familiares debido a los propósitos de venganza de sus hijos, que quisieron vengar la muerte de su padre, ella oró porque ella había perdonado a los asesinos: "Señor, es mejor que ellos mueran, antes de mancharse con una culpa irreparable"; su oración fue atendida, sus hijos murieron.
Tras la muerte de estos decidió ingresar en el convento de Santa María Magdalena (hoy llamado de Santa Rita) que seguían la regla de san Agustín (pero no eran agustinas, como muchos autores han creído) de Cascia, quiénes se negaron a admitirla porque no aceptaban viudas, pero después de mucha oración y penitencia y la ayuda de san Nicolás de Tolentino, consiguió en 1417 sus propósitos, para convertirse una humilde religiosa, hasta su muerte. Un día en oración (según otros autores, mientras escuchaba un sermón de Santiago de la Marca), sintió un arrebato místico, en el que Cristo la penetraba con una espina en la frente, y así quedó señalada con este beso doloroso durante 14 años; la herida se infectó y la obligó a vivir aislada en su celda, a excepción de una breve peregrinación a Roma, durante la cual, milagrosamente, la herida cicatrizó, para volver a abrirse a su regreso. Durante una larga enfermedad que la obligó a permanecer postrada, Rita recibió la visita de una pariente que se ofreció a llevarle un recuerdo de su aldea natal. Rita pidió una rosa, y un higo del jardín familiar, y aunque era Enero, la pariente los encontró y se los llevó. Poco tiempo después Rita murió.
Su cuerpo permanece incorrupto en el convento de Santa Rita de Cascia. Fue canonizada por SS León XIII el 24 de mayo de 1900. MEMORIA FACULTATIVA.
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