(fr.: Jeanne d’Arc).
El Señor es su gracia.
Martirologio Romano: En Rouen, en la región de Normandía, en Francia, santa Juana de Arco, virgen, conocida como la doncella de Orleans, que después de luchar firmemente por su patria, al final fue entregada al poder de los enemigos, quienes la condenaron en un juicio injusto a ser quemada en la hoguera.
Nació de Domrémy en la frontera de Champaña y Lorena, en el seno de una familia de labradores acomodados. Nació en una época en que Francia estaba prácticamente ocupada por Inglaterra. El mismo príncipe, Carlos VII, andaba escondido, huyendo de ciudad en ciudad. Tenía 13 años cuando un día en el jardín de su casa, Dios la llamó por medio de voces como la de santa Catalina de Alejandría, santa Margarita de Antioquía y san Miguel, para que dejase su trabajo de campesina, y fuera a coronar al delfín de Francia, y luchara contra los ingleses, y salvase así al país. Era analfabeta. Cinco años luchó Juana con su ambiente y su familia. Por fin a los 17 años pidió hablar con el delfín para comunicarle el mensaje de Dios, de esta conversación. Después de una revisión de su ortodoxia y su virginidad, por parte de un tribunal, Juana fue nombrada comandante en jefe del ejército francés, y bajo su mando cambió las costumbres del ejército haciéndolo más humano y religioso, consiguió conquistar plazas tan importantes como Orleans, Patay y todas las plazas del Loira. Consiguió la coronación del rey Carlos VII en Reims en el 1429. La conocían como la “Doncella de Orleans”. El rey en agradecimiento la otorgó título de nobleza a ella y a su familia. Juana vio que su misión había concluido y quiso regresar a su pueblo, pero el rey le pidió que siguiera con la campaña para liberar toda Francia, aunque al mismo tiempo mantenía contactos secretos con los ingleses, buscando pactos, pero ya no era una misión divina sino una misión real y Juana obedeció al rey.
En París fue herida y apresada en Compiègne por los borgoñones aliados con los ingleses. La encerraron en una jaula de hierro, como una bestia, y la llevaron públicamente para que fuera insultada y fue vendida a los ingleses por 10.000 monedas de oro. En Rouen se la sometió a un proceso de la Inquisición acusada de brujería, la encerraron en una cárcel de hombres donde sufrió toda serie de vejaciones, y después de sufrir muchísimo, ella se declaró culpable, bajo una artimaña ya que puso su firma en un escrito que le dijeron que era un compromiso de no vestir nunca más ropa de hombre, y como no sabía leer, firmó en un documento donde se declaraba bruja, pero después se arrepintió y afirmó la veracidad de sus voces celestiales. Fue acusada de mentir, superstición, impiedad y sacrilegio. El tribunal lo formaban 100 jueces: doctores de la universidad de París, obispos, abades, frailes y arciprestes. El presidente era Pedro Cauchon, obispo de Beauvais.
En 1431, a los 19 años, en Rouen murió en la hoguera como herética y bruja, martirio de fuego que ella siempre temió: "¡Ay!, ¡Ay! ¡Qué horriblemente me tratan!. Este cuerpo que nunca fue corrompido va a ser reducido a cenizas. Apelo al tribunal de Dios, juez de vivos y muertos"... Pidió comulgar y, a pesar de ser condenada a la hoguera por herética, le permitieron hacerlo. Contradicciones de la vida. Después ella dirigiéndose a su confesor, que estaba a su lado para asistirla y fortalecerla le preguntó: -"¿Dónde estaré yo esta tarde?" -"¿No tienes esperanza?, le contestó el sacerdote". -"Sí, replicó ella, con la gracia de Dios, espero estar en el Paraíso". Murió invocando el nombre de Cristo.
Existe todavía el problema de la "inspiración celeste" respecto a su carrera militar, ya que las dos santas que le hablaron no han existido nunca, aunque su devoción está muy extendida. Su canonización fue complicada, pero se procedió a ello, no por su patriotismo, sino como heroína de la fe, por su religiosidad plena, por su entrega a la voluntad de Dios y por su cristiana aceptación de una muerte injusta, en la que demostró paciencia y fortaleza. Fue canonizada el 16 de mayo de 1920 por el papa Benedicto XV. Patrona de Francia. Orleans y Rouen.
Nació de Domrémy en la frontera de Champaña y Lorena, en el seno de una familia de labradores acomodados. Nació en una época en que Francia estaba prácticamente ocupada por Inglaterra. El mismo príncipe, Carlos VII, andaba escondido, huyendo de ciudad en ciudad. Tenía 13 años cuando un día en el jardín de su casa, Dios la llamó por medio de voces como la de santa Catalina de Alejandría, santa Margarita de Antioquía y san Miguel, para que dejase su trabajo de campesina, y fuera a coronar al delfín de Francia, y luchara contra los ingleses, y salvase así al país. Era analfabeta. Cinco años luchó Juana con su ambiente y su familia. Por fin a los 17 años pidió hablar con el delfín para comunicarle el mensaje de Dios, de esta conversación. Después de una revisión de su ortodoxia y su virginidad, por parte de un tribunal, Juana fue nombrada comandante en jefe del ejército francés, y bajo su mando cambió las costumbres del ejército haciéndolo más humano y religioso, consiguió conquistar plazas tan importantes como Orleans, Patay y todas las plazas del Loira. Consiguió la coronación del rey Carlos VII en Reims en el 1429. La conocían como la “Doncella de Orleans”. El rey en agradecimiento la otorgó título de nobleza a ella y a su familia. Juana vio que su misión había concluido y quiso regresar a su pueblo, pero el rey le pidió que siguiera con la campaña para liberar toda Francia, aunque al mismo tiempo mantenía contactos secretos con los ingleses, buscando pactos, pero ya no era una misión divina sino una misión real y Juana obedeció al rey.
En París fue herida y apresada en Compiègne por los borgoñones aliados con los ingleses. La encerraron en una jaula de hierro, como una bestia, y la llevaron públicamente para que fuera insultada y fue vendida a los ingleses por 10.000 monedas de oro. En Rouen se la sometió a un proceso de la Inquisición acusada de brujería, la encerraron en una cárcel de hombres donde sufrió toda serie de vejaciones, y después de sufrir muchísimo, ella se declaró culpable, bajo una artimaña ya que puso su firma en un escrito que le dijeron que era un compromiso de no vestir nunca más ropa de hombre, y como no sabía leer, firmó en un documento donde se declaraba bruja, pero después se arrepintió y afirmó la veracidad de sus voces celestiales. Fue acusada de mentir, superstición, impiedad y sacrilegio. El tribunal lo formaban 100 jueces: doctores de la universidad de París, obispos, abades, frailes y arciprestes. El presidente era Pedro Cauchon, obispo de Beauvais.
En 1431, a los 19 años, en Rouen murió en la hoguera como herética y bruja, martirio de fuego que ella siempre temió: "¡Ay!, ¡Ay! ¡Qué horriblemente me tratan!. Este cuerpo que nunca fue corrompido va a ser reducido a cenizas. Apelo al tribunal de Dios, juez de vivos y muertos"... Pidió comulgar y, a pesar de ser condenada a la hoguera por herética, le permitieron hacerlo. Contradicciones de la vida. Después ella dirigiéndose a su confesor, que estaba a su lado para asistirla y fortalecerla le preguntó: -"¿Dónde estaré yo esta tarde?" -"¿No tienes esperanza?, le contestó el sacerdote". -"Sí, replicó ella, con la gracia de Dios, espero estar en el Paraíso". Murió invocando el nombre de Cristo.
Existe todavía el problema de la "inspiración celeste" respecto a su carrera militar, ya que las dos santas que le hablaron no han existido nunca, aunque su devoción está muy extendida. Su canonización fue complicada, pero se procedió a ello, no por su patriotismo, sino como heroína de la fe, por su religiosidad plena, por su entrega a la voluntad de Dios y por su cristiana aceptación de una muerte injusta, en la que demostró paciencia y fortaleza. Fue canonizada el 16 de mayo de 1920 por el papa Benedicto XV. Patrona de Francia. Orleans y Rouen.
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