Martirologio Romano: Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, con motivo de su viaje al encuentro de su prima Isabel, que estaba embarazada de un hijo en su ancianidad, y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el Redentor que venía al mundo santificó a su precursor, que aún estaba en el seno de Isabel, y al responder María al saludo de su prima, exultante de gozo en el Espíritu Santo, glorificó a Dios con el cántico de alabanza del Magníficat.
La fiesta a de la visitación de María a su prima Isabel, se ha trasladado al 31 de mayo (antes el 2 de julio, octava del nacimiento del precursor), porque se celebra entre la anunciación (25 de marzo) y la natividad de Juan Bautista (24 de junio), y así se adapta mejor a la narración evangélica.
María recibe el mensaje del ángel Gabriel, "Isabel tu parienta, también ha concebido un hijo"... "María se puso en camino y con prontitud fue a la montaña, a una ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel".
María marcha para ayudar a su prima, y la saluda "Así que oyó Isabel el saludo de María, saltó el niño en su seno e Isabel se llenó del Espíritu Santo y clamó con voz fuerte: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, saltó de gozo el niño en mi seno".
Ese «con motivo de» marca el tono peculiar de esta fiesta: no es el viaje como tal el centro, no es el esfuerzo de la Virgen, no es la lejanía del lugar, no es ni siquiera el encuentro de las dos mujeres el centro, sino que el centro está en que «al encontrarse gozosas ... el Redentor santificó a su precursor», y que «al responder María ... glorificó a Dios». El centro de toda esta fiesta está puesto en dos focos: el Redentor y Dios, rodeados, evocados, celebrados en María.
Según un autor, la Anunciación es lo que le ha sucedido a María; la Visitación es lo que María hace que suceda en los demás, por su prontitud, generosidad y confianza. FIESTA.
La fiesta a de la visitación de María a su prima Isabel, se ha trasladado al 31 de mayo (antes el 2 de julio, octava del nacimiento del precursor), porque se celebra entre la anunciación (25 de marzo) y la natividad de Juan Bautista (24 de junio), y así se adapta mejor a la narración evangélica.
María recibe el mensaje del ángel Gabriel, "Isabel tu parienta, también ha concebido un hijo"... "María se puso en camino y con prontitud fue a la montaña, a una ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel".
María marcha para ayudar a su prima, y la saluda "Así que oyó Isabel el saludo de María, saltó el niño en su seno e Isabel se llenó del Espíritu Santo y clamó con voz fuerte: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, saltó de gozo el niño en mi seno".
Ese «con motivo de» marca el tono peculiar de esta fiesta: no es el viaje como tal el centro, no es el esfuerzo de la Virgen, no es la lejanía del lugar, no es ni siquiera el encuentro de las dos mujeres el centro, sino que el centro está en que «al encontrarse gozosas ... el Redentor santificó a su precursor», y que «al responder María ... glorificó a Dios». El centro de toda esta fiesta está puesto en dos focos: el Redentor y Dios, rodeados, evocados, celebrados en María.
Según un autor, la Anunciación es lo que le ha sucedido a María; la Visitación es lo que María hace que suceda en los demás, por su prontitud, generosidad y confianza. FIESTA.
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