Paloma.
Martirologio Romano: En Perugia, de la Umbría, beata Columba, virgen de la Penitencia de Santo Domingo, que se afanó en pacificar la ciudad, que estaba dividida en facciones.
Nació en Rieti. Su padre la quiso casar pero ella hizo todo el posible para conservar su virginidad, sufrió todo tipo de amenazas y violencias, pero no doblegaron su decisión. Atraída de la luz mística de santa Catalina de Siena, entró en la Tercera orden dominica, y de nuevo fue un escándalo por su deseo de recibir la comunión frecuentemente, sus éxtasis y sus increíbles ayunos. Un día desapareció misteriosamente, y se fue a Perugia donde fundó el convento de Santo Domingo para la educación de las niñas; allí es de nuevo signo de contradicción; para algunos la luz de su santidad era impostura; su virtud, brujería; sus obras, demoníacas. Entre los que la defendieron sorprende que estén Lucrezia Borgia, Atalanta Baglioni, Cesar Borgia, el duque de Valentino, el papa Alejandro VI, en cambio entre sus críticos había muchos prelados y hombres de virtud probada.
Rodeada de una comunidad de hermanas de la orden seglar, estableció una comunidad religiosa de dominicas. Proyectó su celo apostólico hacia los pobres, enfermos, moribundos y hasta los condenados a muerte. Fue considerada ángel tutelar y pacificadora de la ciudad de Perugia. Antes de morir llamó a los magistrados para recordarles: “Cuantos no aman a sus hermanos, no son dignos del Padre de todos; el odio provoca la cólera divina y las lágrimas de los oprimidos son la condena de los poderosos”. Solamente después de su muerte, y una vez publicada su biografía, fue proclamada públicamente su santidad. Sus reliquias se conservan en monasterio de Perugia. Fue beatificada por Urbano VIII el 25 de febrero de 1625.
Nació en Rieti. Su padre la quiso casar pero ella hizo todo el posible para conservar su virginidad, sufrió todo tipo de amenazas y violencias, pero no doblegaron su decisión. Atraída de la luz mística de santa Catalina de Siena, entró en la Tercera orden dominica, y de nuevo fue un escándalo por su deseo de recibir la comunión frecuentemente, sus éxtasis y sus increíbles ayunos. Un día desapareció misteriosamente, y se fue a Perugia donde fundó el convento de Santo Domingo para la educación de las niñas; allí es de nuevo signo de contradicción; para algunos la luz de su santidad era impostura; su virtud, brujería; sus obras, demoníacas. Entre los que la defendieron sorprende que estén Lucrezia Borgia, Atalanta Baglioni, Cesar Borgia, el duque de Valentino, el papa Alejandro VI, en cambio entre sus críticos había muchos prelados y hombres de virtud probada.
Rodeada de una comunidad de hermanas de la orden seglar, estableció una comunidad religiosa de dominicas. Proyectó su celo apostólico hacia los pobres, enfermos, moribundos y hasta los condenados a muerte. Fue considerada ángel tutelar y pacificadora de la ciudad de Perugia. Antes de morir llamó a los magistrados para recordarles: “Cuantos no aman a sus hermanos, no son dignos del Padre de todos; el odio provoca la cólera divina y las lágrimas de los oprimidos son la condena de los poderosos”. Solamente después de su muerte, y una vez publicada su biografía, fue proclamada públicamente su santidad. Sus reliquias se conservan en monasterio de Perugia. Fue beatificada por Urbano VIII el 25 de febrero de 1625.
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