(Cita).
Muchacha, doncella, soltera.
A los 12 años se empleó en el hogar de un distinguido ciudadano de Lucca, la familia Fatinelli, donde permanecerá toda la vida en oración, caridad y trabajo, sirviendo a los demás. En esta casa tuvo que soportar las envidias, los recelos y los insultos de sus compañeras porque creían que como trabajaba tanto las dejaba en mal lugar. Fue Terciaria franciscana. Era proverbial su generosidad hacia los pobres, les daba todo lo que tenía, y siempre de sí misma, sin dar nunca aquello que no le fuera entregado por su amo. A pesar de todo fue acusada de malversar la riqueza de la casa, y con una gran confianza en la Providencia, nunca se defendió, hasta que sus amos se dieron cuenta de la santidad de esta mujer y se convirtió en la consejera de todos los miembros de la casa y le dieron el cargo de ama de llaves, sin que por ello se vengara de las criadas que la habían calumniado, siempre vivió modestamente. Tuvo licencia de la familia para asistir a los pobres y visitar a los enfermos. Con su humildad consiguió ganarse la admiración de todos, incluso con los que la habían criticado.
Tuvo dones taumatúrgicos y su vida está envuelta en la leyenda. Su culto fue confirmado el 5 de septiembre de 1696 por Inocencio XII. Es patrona del servicio doméstico. Patrona de Lucca.
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