Martirologio Romano: En Persia, pasión de san Simeón bar Sabas, obispo de Seleucia y Ctesifonte, que, por orden del rey persa Sapor II, fue detenido y cargado de cadenas por negarse a adorar el sol y seguir proclamando a Jesucristo libre y valientemente. Encarcelado junto con más de cien cristianos, obispos, presbíteros y de otros órdenes eclesiásticos, fue sometido a torturas, y el Viernes Santo de la Pasión del Señor, ante sus ojos y mientras les exhortaba, todos sus compañeros fueron decapitados, como él mismo lo fue en último lugar.
El rey quiso intimidarle y le amenazó con la tortura y contestó Simeón: "Si quieres desfigurar mi cuerpo, habrá alguien que lo repare, que lo resucitará y dará esplendor, y esta es mi belleza que El ha creado y que ahora es despreciable comparada con aquella futura". Conducido a prisión oró: "¡Oh! Jesús, escúchame, aunque sea indigno. Y que todos sepamos que Simón ha obedecido a su Señor hasta el sacrificio de su vida". Murió decapitado en Persia, con un grupo de más de cien cristianos, formado por obispos, presbíteros y clérigos. Entre ellos se encuentra: Abdecalás, Guhistazad. Sus Actas son auténticas.
Martirologio Romano: También conmemoración de muchos mártires que, después de la muerte de san Simeón, en toda la región de Persia, e igualmente bajo el rey Shapor II, fueron degollados por causa del nombre de Cristo, entre ellos san Usthazades, eunuco del palacio real, que fue padrino del mismo rey y que, en el primer ímpetu de la persecución, sufrió el martirio en el palacio de Artajerjes, hermano del rey Shapor, en la provincia de Adiabena, en el territorio del actual Irak.
Usthazades fue eunuco del aula regia del rey Shapor II de Persia. Él y otros muchos sufrieron martirio, después de la muerte de san Simeón: unos bajo el poder de Shapor y otros bajo el poder de su hermano Artajerjes.
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