Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo.
San Eulogio dijo de él: "Reinando por siempre nuestro Señor Jesucristo; el año de su Encarnación, 850; del gobierno de Abderramán el 29; ocupando el pueblo árabe por duro privilegio casi toda Iberia; gimiendo la Iglesia bajo su durísimo yugo; nació en Córdoba el presbítero Perfecto, de santa memoria; fue educado bajo la dirección de los pedagogos de la Basílica de San Acisclo; donde aprendió la ciencia sagrada; distinguiéndose siempre en su erudición literaria y por sus conocimientos de la lengua árabe".
Con este prestigio ejercitó su apostolado; hasta con los mismos mahometanos dialogaban con él. Un día después de responderles sobre el cristianismo, se negó a exponerles su parecer sobre el Corán: "no me atrevo por no molestaros; sólo si me prometéis secreto y seguridad, satisfaré a vuestra pregunta". Su ingenuidad le llevó a decir todo lo que él pensaba de Mahoma, de tal modo que no ahorró nada en sus críticas y a pesar de que el cadí era honrado y virtuoso no pudo evitar condenarle a muerte.
Lo metieron en una caverna inmunda llena de presos comunes. Le hicieron la vida imposible durante dos meses. Decidieron darle muerte durante la fiesta solemne que seguía al Ramadán. Efectivamente, en medio del jolgorio de la gente, apareció Perfecto, escoltado de verdugos. El subió con paso firme el tablado del suplicio. Un sayón hizo rodar su cabeza por el suelo.
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